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Draco se despertó de golpe, sintiendo que por poco se caería de un barranco, solo.

Sin embargo al mirar a su lado, una sonrisa reconfortante apareció cuando vio el rostro dormido de su chica, y fue cuando recordó aquella vez cuando eran pequeños.

La volvió a mirar y entonces pudo observar su rostro. Es decir, Draco ya la conocía pero en ese momento, en la mente del platinado solo pasaba una cosa que era... que pasaría si la besara?

Negó para sí mismo, como podía haber estado tan ciego? Ya desde pequeño había soñado con eso... y ahora lo tenía. Se sentía tan bien...

Se acercó a ella y la besó haciendo que la chica abriera los ojos algo confusa.
-Buenos días?- preguntó ella con una sonrisa.

-Mi madre sabe que hoy pasaremos el día fuera, dice que tengamos cuidado... nos levantamos ya?- preguntó a lo que ella asintió.

Aria por otro lado, estaba algo rara, se sentía algo incomoda con la situación de su madre, es decir, cuando su padre murió, Cassandra no permitió que Aria fuese a la despedida de este.

Tampoco habían hablado al respecto de absolutamente nada. Era como si fuera huérfana, y tampoco de parecía del todo mal.
-Todo bien?- preguntó el platinado mirándola antes de lanzar los polvos a la chimenea.

La chica pasó su mirada a su madre quién ya la miraba y asintió, seguido de tomarle la mano al chico.

Al llegar, ambos se miraron entre sí para salir del comedor y darse cuenta de que no había nadie. Estaban solos.
-Donde han ido todos?- preguntó ella mientras miraba la cocina, antes llena de elfos y ahora vacía.

-Quien querría venir a pasar un buen rato cuando tienen al señor tenebroso detrás de ellos?- preguntó Draco mirando el lugar.

La chica miró la biblioteca donde habían pasado tanto rato jugando y leyendo.

Cuando la chica acabó de comer, miró al platinado quien aún estaba confundido.
-Que ha pasado con tu padre? Estas bien?- le preguntó a lo que Draco asintió restándole importancia.

-Ari, estás bien?- le preguntó Draco algo preocupado a lo que ella solo le mostró una pequeña sonrisa.

-Espera, tienes mermelada...?- preguntó Draco con una pequeña sonrisa limpiándole la punta de la nariz y probándolo.- Frambuesa... nada mal.

-Si... solo pienso en lo rápido que ha pasado todo, lo mucho que han cambiado las cosas.- dijo ella mirando el patio trasero donde ambos habían compartido grandes momentos, que sabía que nunca se repetirían.

Ya no eran los mismos chicos preocupados por verse en verano y enviarse cartas.
-Voy a extrañar esto.- dijo Aria con tristeza pues sabía que pasaría demasiado tiempo para que las cosas volvieran a ser lo que habían sido algún día.

Draco miró a suelo, sintiendo lo mismo que la chica. Tristeza.
-Pero seguimos juntos... no?- preguntó de repente entre todo el silencio.

Aria sonrió mientras se acercaba al chico quien estaba apoyado en la puerta, con las manos en los bolsillos.
-Al parecer si...- respondió ella mientras mantenía su mirada en él.- Merlín, si supieras las noches pensando en que podía perderte... no sabes lo mal que lo pasé mi primer año en Beauxbatons.- admitió haciendo que Draco no pudiera estar más contento y emocionado.

Se quedó observándola con una pequeña sonrisa, haciendo que ella se pusiera más nerviosa.
-Y bien? Algo que decir?- preguntó al ver que este solo la admiraba con ojos enamorados.

Draco soltó una pequeña carcajada.
-Podría decirte tantas cosas... pero si te fijaras en la forma en la que te miro, ya deberías saberlo todo.- dijo de repente haciendo que ella se sonrojara.

A veces dos personas deben separarse para darse cuenta de que se necesitan el uno al otro.

Draco y Aria vieron lo mucho que se necesitaban en el momento que no se tenían entre ellos. Supieron superar todos los obstáculos y finalmente consiguieron acabar juntos, como lo habían prometido.

-Bien... entonces no hables.- le dijo ella de forma divertida.- Demuéstramelo.

El platinado levantó la ceja mientras pasaba una mano por la cintura de esta y la atraía hacia el para besarla y dejarla sin aliento.

La chica pasó sus manos por el cabello del chico, jugando con este mientras que Draco con una mano la acercaba a él y la otra le abrazaba la espalda en forma de protección.

-Nunca imagine terminar así.- admitió el con una pequeña sonrisa al escuchar a la chica jadear cuando se separaron.

-No digas que nunca has soñado con esto Malfoy.- dijo ella para volver a acercarse a él con más deseo, haciéndolo retroceder al platinado llegando a chocar con la pared.

Draco rio por la valentía de la chica, sin embargo quería ir más al límite. En un rápido cambio de sitios, ahora era Aria la que estaba contra la pared.
-Tanto se notaba?- preguntó el mientras miraba los rojos labios de la chica.

Ahora era Aria la que reía.
-Te besé dos veces y aún pensabas que éramos mejores amigos, eras un poco lento...- empezó a decir ella pero cuando notó como Draco la tomaba en brazos hasta uno de los sillones del comedor y dejarla vio sus intenciones.

-Creo que en cuanto a velocidad no me falta.- dijo mientras la miraba de forma burlona.
-Idiota, solo bésame.- pidió ella.

No se necesitaron más peticiones ni súplicas, durante lo que quedaba de día, ambos chicos se la pasaron encontrándose entre ellos, alma con alma y cuerpo con cuerpo.

Quien lo diría? La casa de campo en la que habían pasado toda su vida, infancia había terminando ese mismo día.

Tanto Draco como Aria sabían que vendrían tiempos difíciles, sabían que no volverían en mucho tiempo.

Habían pasado tanto... aún así, ellos seguían, seguían juntos como al principio y tenían pensado continuar, hasta el final.

two ways (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora