ೃ Prólogo. ;

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Época antigua

Cuando un vampiro es capturado, privado de su libertad por una persona, dicho cazador deberá tomar al ser y decidir entre las opciones que la sociedad exigía.

El cazador podrá dar el esperado espectáculo de aniquilar al colmilludo frente a la multitud.

El cazador podrá ser poseedor de dicho ser, teniendo a este como su cautivo, sometiendo a las actividades que el cazador quiera afectuar.

Por supuesto el pueblo quería sangre y por supuesto que el cazador siempre le otorgaba al pueblo lo que quería.

La segunda opción era llevada a cabo por gente peligrosa y egocéntrica. Dichas personas tenían ciertos trabajos sucios e ilegales e usaban a dichos seres para completar el trabajo. Otras sola querían demostrar lo dominante que podían llegar a ser, queriendo verse sobresaliente al dominar a los que denominan vampiros, seres sin alma, demonios de la sangre, sedientos de un cuerpo con vida.

Seres que se consideraban tan poderosos hasta que la raza humana consiguió hacer que estén a su merced con unas cuantas herramientas.

Con el tiempo, estos demonios lograron encontrarse ocultos entre la multitud y la sociedad.

En algunos casos, estos seres migraban, por un mejor lugar, por una mejor vida.

En cambio, el doncel Choi Yeonjun migraba por la cantidad de gente que lo estaba buscando vivo o muerto, más muerto que vivo.

Entre los largos pastizales, en la noche, huía con lo que sus pies le permitían.

Se estaba debilitando, por lo que tuvo que escabullirse entre los pastos de la pradera.

Suspiró aliviado y se recostó tras una roca, con la mirada fija al frente y de vez en cuando viendo a sus alrededores.

Jadeante, levantó la mirada hacia la luna e inconscientemente dejó ir unos sollozos.

Tomó la mochila de tela vieja que traía con él y la deslizó hasta quitársela.

Escarbó en ella, buscando la comida improvisada que había hecho y algunas cosas de la posada donde se había alojado por tanto tiempo.

Entre las cosas encontró una carta.

"De tu amado"

El castaño bufó, y se quejó con un tono de disgusto.

Y abrió la carta.

Espero algún día puedas perdonarme, iubirea mea*Lamento todo esto, pero entiende que es por tu bien, en esta carta hay un mapa de gran extensión, ve a donde quieras y a donde puedas, espero algún día el destino te ponga en mi camino nuevamente y puedas perdonarme.

[ Mi amor.]

Du-te naibii — Murmuró con rabia en su voz.

[Púdrete]

Arrugó la carta, aplastándola con sus manos dejando a salvo el dicho mapa.

Suspiró observando ésta.

𝐘𝐎𝐔𝐍𝐆𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 • 「soojun」Where stories live. Discover now