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omnisciente

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omnisciente

Siquiera notó el momento en el que se había dormido, no sabía lo cansado que estaba pero la cama del rey era tan suave, tan grande y cómoda que cayó en un sueño casi eterno, tanto que no sintió las caricias de las manos ajenas por su cuerpo.

¿Cómo podría confiar en ese hombre?

No lo hacía, pero él había sido criado como un doncél sumiso que siempre acote a las órdenes de un varón y Soobin no era un varón cualquiera, era el rey y debía obedecer sus órdenes sin resistencia porque no estaba en la posición para hacerlo.

O tal vez el vampiro si lo estaba, y completamente, más no estaba enterado de ello por su inocente y ciega conciencia.

De igual manera, en la mente de Yeonjun; Soobin jamás lo tocaría, porque él creía que era un varón, no un doncél.

Sin embargo los pensamientos de Yeonjun eran incorrectos. El rey suspiró, tratando de evitar que su aliento cálido moleste al joven vampiro. Se acomodó en la cama, de lado para ser exactos y descubrió el rostro angelical del chico. Recorrió la pálida piel de su rostro con la yema de sus dedos, comenzando por la frente. Sonrió al notar su ceño fruncido, sus dedos bajaron por el puente de su nariz lentamente hasta acabar acariciando esos suaves y dulces labios que aparecen un bonito puchero. Soobin los acarició con un poco más de dureza sin percatarse si el joven sintió ello o no. Esos rojizos labios eran la zona más cálida de su rostro, el resto parecía estar congelado, por ello el rey siguió bajando el pulgar hasta dar con su cuello. La piel del chico era suave, fría, muy fría y pálida como una escultura de mármol. Yeonjun parecía ser eso.

El rey quiso seguir acariciándolo, lo sintió tan prohibido.

Su familia siempre fue muy creyente. En su creencia, los donceles eran un símbolo de sensualidad como en la mayoría, sin embargo las historias que escuchaba eran sobre los malvados que eran, eran como seres mitológicos adictos al coito, seres egocéntricos, hipócritas y que harían lo que fuera por lo que desean. Por esa razón, los donceles trataron de "domesticarse". En otras palabras los invalidaron hasta el punto que tuvieron que hacerse sumisos para conservar derechos.

Pero Yeonjun no era como ciertos familiares decían. Yeonjun no era egocéntrico, adultero, hipócrita, ramera, ni nada de lo que esas doncellas decían. Sin embargo; si era hermoso, de buen cuerpo, encantador y más de lo que esos varones decían.

Había una cierta diferencia de perspectivas sobre los donceles en su ambiente familiar.

Yeonjun murmuró acercándose más a su pecho hasta acurrucarse ahí, el rey sorprendido abrió los ojos en demasía y sonrió acariciando lentamente los castaños cabellos del aprendiz mientras su otra mano acariciaba sus muslos con osadía.

𝐘𝐎𝐔𝐍𝐆𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 • 「soojun」Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora