Capítulo 11

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Cuando Raven se levantó la siguiente mañana sentía como si miles de agujas atravesaban su cabeza, se odiaba por tomar la decisión imprudente que la llevó aquella discoteca la noche anterior.

Noche, que no estaba muy segura de querer olvidar, pero que de igual forma, se arrepentía de muchas de las cosas acontecidas; de haber ingerido más de dos copas de alcohol cuando sabía que no tenía mucha resistencia, se arrepentía de sacar a ese chico a bailar casi obligándolo a hacerlo, también de dejar que su cuerpo tomara el control de su razón, sin embargo, de lo único que debería sentirse realmente arrepentida era de aquel beso que le correspondió al profesor de su hermana, no obstante, no lo hacía, le gustó y admitirlo para sí aumentaba su dolor de cabeza.

Encerrada en su habitación buscaba llenarse del valor suficiente y enfrentarse al interrogatorio que estaba segura tenía preparado Viviana para ella. Debía ser valiente—se dijo—, no podía permanecer en el cuarto todo el día, le prometió a Mich que por la tarde irían a la playa, y ella siempre cumplía sus promesas, sobre todo cuando su hermana se encontraba involucrada. 

 Observó el reloj colocado en la mesa de noche dándose cuenta que solo quedaba una hora para partir, según lo acordado y ella no se había preparado, siendo sincera, lo que le apetecía era quedarse en cama y dormir lo suficiente hasta que el dolor de cabeza se esfumara, o por lo menos hasta sacar de ella el recuerdo de aquel beso que insistía en atormentarla. 

Con un suspiro cargado de pesar se levantó de la cama donde permanecía sentada y salió de la habitación.

—Hasta que decidiste abandonar tu guarida—rodó los ojos ante el saludo de su amiga y la odio por verse tan fresca después de la noche anterior cuando ella se sentía morir.

—¡Buenos días para ti también!—respondió con sarcasmo—. ¿Cómo estás?—depositó un beso en la cabeza de Mich para luego dirigirse a la nevera y tomar un vaso con agua.

—¿Cómo te fue anoche? —recibió otra pregunta por respuesta. Sacó la cabeza del refrigerador posando su mirada en Mich quien esperaba atenta lo que su hermana tenía para decir. 

—Yo... —por un instante los recuerdos de la noche anterior acudieron a su mente impidiéndole hilar una respuesta coherente y haciendo que toda su cara se tornara roja cuando el pensamiento del beso con Leonard acudió a su memoria—. Bien, fue muy divertido salir aunque el malestar que estoy sintiendo en todo el cuerpo justo ahora no opine lo mismo—sacudió la cabeza como si de esa manera pudiera eliminar los recuerdos de lo que aconteció brindándole a su hermana una respuesta estándar. 

—Me alegra que te hayas divertido—confesó Mich sin ser consciente de los tormentosos pensamientos de su hermana—. Hoy también la pasaremos genial en la playa—la sonrisa en el rostro de la adolescente hizo que por un momento se olvidara de Leonard y lo que su mera presencia la hacía sentir, se concentró en Mich y en lo feliz que se mostraba ante la expectativa de su día en la playa. 

En el breve tiempo que duró la conversación de las hermanas, Viviana permaneció callada alimentando a su pequeño hijo, Raven la conocía lo suficiente para saber que en cualquier momento la abordaría para que le contara lo que aconteció ayer por la noche, así que aprovecho esa pequeña tregua que su amiga le brindaba para terminar de organizar las cosas que necesitaría para salir. 

Una vez estuvieron listas salieron de la casa con destino hacia la playa. Al llegar, Raven agradeció la impaciencia de Mich de meterse en el agua arrastrando a Viviana con ella por lo que aprovechó para colocarse un poco de bloqueador y dormir un rato debajo de la sombrilla, que permitía que algunos rayos de sol se filtraron por ella haciendo que su piel los absorbiera. Con esto no buscaba broncearse, pues el color de su piel era lo suficientemente tostado como para querer que se oscureciera más, pero un poco de vitamina D para mantener su piel saludable nunca sobraba. 

Raven: detrás de las cámarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora