Capítulo 24

163 24 5
                                    

Raven no pudo disimular su sorpresa al escuchar aquella respuesta tan agresiva por parte de Leonard a un completo desconocido.

Tenía un carácter fuerte, lo sabía, pero no la magnitud de este cuando se enojaba, y sí que estaba enojado, la tensión de su cuerpo mientras la ayudaba a bajar del caballo se lo confirmó.

Verlo ahí parado intentando defenderla, después de dejarla por su cuenta manejando un caballo del que no conocía su temperamento, lo único que hizo fue aumentar su decepción inicial, aquella que experimentó al quedarse sola mientras él se alejaba feliz junto a otra mujer.

—Ah, entiendo. Con que tú eres el novio desconsiderado que dejó a su novia sola para irse con otra —comentó el hombre frente a ellos—. ¿Qué clase de hombre abandona una mujer como Raven para divertirse con alguien más? —Indagó provocando que su novio falso apretara sus manos en puños y diera un paso hacia adelante dispuesto a golpearlo, pero ella lo detuvo agarrándolo por su antebrazo izquierdo.

—¿Con qué derecho opinas de lo que no sabes? —Contraatacó Leonard sintiéndose culpable por primera vez ante su accionar de esa tarde.

—¿Por qué en vez de tomar esa actitud a la defensiva no me agradeces por cuidar de tu novia y evitar que se lastimara intentando cabalgar ese animal sin ayuda?

Leonard abrió los ojos entre sorprendido y asustado al escuchar lo que decía, miró a Raven en busca de una repuesta, ella le había comentado que sabía cabalgar, por eso no le prestó mucha atención, creyó que podría manejar cualquier caballo, pero según lo expresado por el desconocido parecía no ser así, otra vez la culpa volvió a atacarlo.

>>Por cierto, mi nombre es Aníbal y si estoy en tu propiedad es porque me han invitado, supongo que tú eres uno de los hijos del diputado—se presentó el hombre extendiendo su mano en su dirección, no obstante, él no estaba de humor para sus payasadas y no le devolvió el saludo —. Hablando del rey de Roma.

Leonardo se acercó a ellos acompañado de un hombre y una mujer, se reía de algo que le comentaban, se veía feliz y relajado. Ver a su padre en ese estado era cada vez más difícil desde que incursionó en la política, por eso cuando le veía así disfrutaba del momento junto a él, al tenerlo cerca olvidó por un instante lo acontecido con Aníbal y lo recibió con una sonrisa.

—Leonard, hijo, que bueno que te encuentro—habló su padre al estar frente a él.

—¡Aníbal, a ti también te buscábamos! —Expresó la mujer junto a Leonardo.

—Madre—Aníbal se acercó a la mujer y besó su frente con cariño respondiendo al llamado que hizo—, ya me encontraste ¿Para qué soy bueno?

Leonard conocía al matrimonio Fernández, Ramón era un senador de renombre quién ayudó a su padre a dar sus primeros pasos en la política y, Julia, su esposa, trabajaba junto a él como su asesora. Sus padres y ellos eran muy amigos, no le extrañaba que estuvieran allí, pero si el hecho de que tuvieran un hijo que él acababa de conocer en el peor de los escenarios.

—Leonardo ha querido presentarte a su hijo, Leonard, pero veo que ya se conocieron —habló la mujer por segunda vez al encontrarlos juntos.

—Ah, sí. Acabo de tener el placer—comentó con una nota de sarcasmo que no pasó desapercibido por Leonard y Raven, esta última se encontraba observando la escena sin emitir palabra, tampoco era como si hubieran reparado en ella.

—Me alegra verlos de nuevo, señores Fernández—intervino Leonard saludando a los presentes.

—¿Y esta hermosa jovencita quién es? —preguntó el señor Fernández al percatarse de la presencia de Raven.

Raven: detrás de las cámarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora