Capítulo cinco

2.5K 151 52
                                    

-Ah...ah...ah Jungkook.

Gemí con voz aguda al sentirme llegar a mí orgasmo. Faltaba poco, sólo un poquito más para completarlo pero desprevenidamente alguien se tomó el descaro de arrebatar mi aparato masturbador y aturdida abrí los ojos. Mierda.

-Eres una niña, no puedes estar haciendo esto -me regañó el señor Jeon mirándome fijamente, remarcando su varonil expresión, arrugando su entrecejo, fijando sus pupilas dilatas en mi cara, roja como un tomate.

¿En que momento entró por esa puerta que no lo oí llegar? ¿Cuando se subió al colchón para quedar encima de mi? ¿Como puede cautivarme con esa colonia y dejar que me llegue hasta la nariz?

-No soy una niña -fruncí mi ceño -Ya dame mi aparato que a ti no te importa lo que yo haga con mi cuerpo -quise quitárselo de las manos, pero el moreno lo lanzó lejos de ambos, logrando escuchar el golpe. Excelente, si lo rompe va tener que comprarme uno nuevo.

-Ahora te enseñaré que esas cosas malas no se hacen -no me dio tiempo a pensar cuando con brusquedad me giró boca abajo y yo gamí, pero del asombro (joder, menuda fuerza se carga este hombre), mi rostro rebotó contra el colchón estampándolo en el mismo, pero no tardó en levantar un poco mi cuerpo logrando levantar mi culo todo lo posible, todo eso acompañado con un satisfactorio gemido al sentir como la boca de Jeon quiso lamer mis glúteos, agarré aire en mis pulmones y cerré los ojos, mordiendo mi labio inferior, cuanto había deseado esto por fin.

-Joder, tu...tú maldita lengua.

Me dió una nalgada con fuerza, repitiendo lo mismo unas dos o tres veces. Sus golpes me ardían, pero a la vez desataba un placer exquisito que, mierda, era satisfactorio y yo estana sedada ahora mismo.

-Conmigo aprenderás a ser obediente -gruñó muy cerca de mi oído, logrando erizar cada bello de mi cuerpo y que una punzada recayera en mi intimidad necesitada. Más desfallecí al sentir el calor que se le escapaba de sus labios al hablar. Joder, me va a matar.

Besó mis hombros, pasando también su lengua descendiendo por mi espalda, dejando un camino de besos y lamidad que me tenían al borde del colapso, estaba muy cachonda, y que lohiciera él me lo ponía peor. Siguió bajando, dejando dos besos en cada uno de mis glúteos y yo gemí, pensé que se detendría ahí, pero suguió bajando y mordisqueó los muslos de mis piernas, para así darme la vuelta otra vez con su fuerza increíble, se colocó entre mis piernas abriéndome más ante él, dejando a mi vista mi intimidad esperando más que nada por él descendió su cabeza sin despegar sus ojos encendidos y más brillantes que nunca, sentí el calor de su boca sobre mi intimidad, agarré aire, necesitada, excitada, deseosa por que me tomara ya, una succión a mi clítoris me hizo gemir tan alto, que creo que hasta su esposa lo debe de haber oído, pero no parece importarle mucho.

-¡Ah! Jungkook...

Me agarré de las sábanas con fuerza e incliné mí cabeza para atrás. El pelinegro parecía disfrutar de mi sabor, seguía lamiendo con una maestría increíble, chupando mis labios vaginales soltándolos sonoramente, pasando su lengua por mi entrada una y otra vez haciéndome ver estrellitas. Chupaba mí clítoris una y otra vez, al parecer más porque ve que cada vez que lo hace gimo para él, con su nombre, su lengua vuelve a mi entrada y con ella simula embestidas pero no es más que eso, simulaciones porque no entra la mitad de lo que podría entrar la si se lo propone, veo que quiere hacerme gemir un rato, y lo hago, solo hasta que se separa de mi intimidad levantando todo su torso, lamiéndose los labios en el proceso, pareciéndome a mi la imagen más sexy y caliente que e visto en mi vida.

-¿Vamos a follar señor Jeon? -sonreí con malicia tomándolo del cuello y atraje su boca a la mía. Nuestras lenguas se tocan la una contra la otra, obscenas y desesperadas, un grito por mi parte no pudo ser liberado del todo, amortiguandolo ya que sus labios no me dieron tiempo de hacerlo cuando me embistió con un movimiento de caderas demasiado fuerte. Mierda, es delicioso.

¡No soy una niña! › jjkWhere stories live. Discover now