Capítulo doce

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—¿Estás lista para huir de aquí? —me dice Jimin mirándome.

Hace semanas vengo esperando una oportunidad como está. YoonGi organizó una fiesta nocturna, dónde obviamente estábamos exclusivamente invitados JiMin y yo.

Entre el rubio y yo lo planeados todo. No descartando ningún detalle de nuestro plan, debía de salir todo perfecto, y si todo salía así, en unas horas sería libre y volvería con Jeon, con el amor de mi vida, del que nunca debí de separarme.

—¿Le echaste lo que te pedí a la bebida? —murmuré con disimulo. Habían muchos jóvenes por todo él lugar, ocupando cada espacio de la casa, pero sobre todo, bebiendo y ocupados en sus conversaciones.

—Ya debe de estar en el baño teniendo una gran urgencia —la voz de Jimin sonó divertida luego de soltar una risa disimulada —Así que es hora de nuestra segunda fase Vamos —sujetándome de la muñeca me llevó a un sitio especializado para que nadie nos descubra.

—¿Y esto? —el chico comenzó a entregarme raras prendas de ropa mientras que yo no entendía nada, esta parte del plan era nueva.

—Pontelas, es para que nadie te descubra —él mismo me ayudó a disfrazarme con lo que había preparado —Hay guardias afuera, custodiando todo. Sea como sea te sacaré de aquí —me sonrió de una manera tan dulce que hizo brincar mi corazón.

El rubio tuvo razón, es fácil cruzar por la segunda puerta, pero la entrada principal estaba vigilada. Unos nervios me invadieron al temer que nos descubrieran, pero la tranquilidad de Jimin al hablar es admirable, como si no pasase nada, como si no estuviera ayudándome a escapar de este lugar y burlar a su propio primo.

—Señor —uno de los guardias le hizo un respetuoso saludo y una reverencia al verle.

—Voy a salir con mi novia. Está un poco enferma y no la quiero tener aquí —sentí como el chico me tomó una mano agarrándola entre las suyas, sintiendo su calor a pesar de ser tan pequeña —¿Me puedes abrir? —le arqueo una ceja.

—Por supuesto, señor.

¡Dios! Me sentí tan aliviada y feliz a la vez en cuánto ya estaba montada en el auto de Jimin. El rubio condujo con seguridad, igual que yo se veía sereno una vez ya estuvimos fuera de peligro.

—¿Dónde te dejo, hermosa? —me miró de reojo —¿Quieres que te lleve con tu padre?

—¡No! —busqué sus ojos —Llevame a la mansión Jeon, por favor —le pedí.

—No hay problema —me sonrió.

Una amargura apretó todo mi corazón al cruzarse una idea en ese momento al verle y decirle aquello.

—¿Nos volveremos a ver? —dije con cierta nostalgia. Jimin detuvo el auto un momento, una de sus manos agarró la mía encima de mi muslo apretándola. Tengo que admitirlo, de alguna o otra forma el rubio se apoderó de mi alma.

—Claro que si —me aseguró —No me designaré a perderte así Yuna —besó mi mano dejando un calor en ese lugar —Cuando me ocupe de mi lunático primo, vendré por ti ¿Te parece?

—Si —sonreí con emoción.

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JUNGKOOK

Rondaban entre las once de la noche, no podía dormir, hace poco estuve hablando con Namjoon, se oía ebrio, arrepentido por lo que le hizo a su hija, aunque, siendo sincero, ya es un poco tarde para ese arrepentimiento cuando lo hecho hecho está. Bajaba las escalas con lentitud cuando de la nada comencé a escuchar el sonido de un auto fuera.

—¿Quién viene de visita a esta hora? —anonadado fui a abrir la puerta. Y en cuanto lo hice, mis ojos se abrieron como platos por la sorpresa y la emoción que me dio.

—¡Jungkook! ¡Hola!

Yuna se arrojó a mis brazos. Al tocar, verificar que si era ella y no un fantasma, más la estreché en mis brazos no queriendo soltarla nunca más. No quería perderla nuevamente.

—Jungkook —un beso —Jungkook —otro beso —Mi Jungkook —besó una y otra vez mis labios. Fundiéndome en ellos el aire de su boca me devolvió el aliento en un santiamén. La había extrañado tanto que ahora no podía separarme de ella.

 La había extrañado tanto que ahora no podía separarme de ella

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Próximo capítulo, final.

Lxs sarangheo

¡No soy una niña! › jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora