Capítulo trece

2.1K 113 42
                                    

Dos meses después

—¿Jungkook?

—Pasa Haerin —le aprobé el acceso a mi despacho. La castaña ingresó con una amplia sonrisa, le alegraba verme y yo también me sentía como en casa cada que vez que me visitaba.

—¿Sucede algo? —se estacionó detrás de mí. Posó sus manos sobre mis hombros mientras me seguía la vista en la misma dirección en donde miraba desde hacía ya un rato —¿Quién es él?

Hacía unas tres horas aproximadamente había llegado un chico. Un tal Jimin, el que ayudó a Yuna a salir de ese lugar en donde la habían metido por culpa de su padre. Vino precisamente a saber de ella, a verla, a platicar.

—Jimin —le contesté con cierta tristeza. Llevo horas viéndolos por la cámara de seguridad. Ríen, hablan, se tornan de las manos y en pocas palabras, ambos se ven muy felices en la compañía del otro.

—¿Es su mejor amigo? —Haerin aún no alcanzaba a ver lo que yo ya veía incluso antes de lo que pensaba.

—Es un chico que le gusta —fue mi única contestación al verlo claro.

━━━━❰・❉・❱━━━━
YUNA

Corrí cuando me informaron que Jungkook me necesitaba con urgencia. Abriendo la puerta del despacho y descubriendo su interior, no tardé en sonreírle a quien me esperaba aplastando medio trasero sobre la mesa.

—Jungkook... —caminé hacia él. Quería abrazarlo, besarlo, sentirlo, pero el mayor me rechazó en cuanto coloqué mis manos en sus hombros para atraerlo a mi.

—Necesitamos hablar —se veía muy serio, lo que me indicaba que esto iba enserio.

—¿Sucedió algo? —me preocupé.

—No —medio sonrió —Solo te quería informar que tú contrato terminó. Ya no vale la pena que sigas trabajando para mí, Dana está con sus abuelos y yo ya no necesito de tú servicio.

Todo lo que me estaba diciendo me preocupaba mucho, porque bien él podía pedirme quedarme, pero en su mirada no aparecía un rastro de querer hacerlo.

—Jungkook —todavía me encontraba confundida —¿Me estás corriendo de tú vida —poco a poco sentía como mis ojos picaban y en cuestiones de segundos podía sentir lágrimas acumularse.

—No —se encogió de hombros —Solo quiero que tengas más tiempo para ti. Que salgas con tus amigas, que pases rato con tu padre y que seas muy feliz a lado del hombre que decidas amar...

—Y ese hombre eres tú —quise sonreírle, pero Jeon me acortó en seco.

—Eres una niña. Yo soy un hombre mayor —pausó —No te equivoques Yuna, y no trates de confundirme, que todo esto, yo ya lo veía venir.

—¿Pero de que estás hablando?

El pelinegro tomó mi rostro entre sus dos manos. Sus ojos se conectaron con los míos mientras yo sentía un dolor en el pecho que parecía asfixiarme por segundos.

—¿Dieciocho  y treinta?¿No creés tú que es una pésima cifra?—noté su tristeza, su desolación en los ojos mientras me decía aquello.

—La edad no importa si hay amor —hablé firme. Jeon soltó una pequeña risita resignada.

—Si hubiese amor, quizás las cosas si se darían como tú dices —contestó. Abrí mis párpados gigantes, lágrimas recorrían mis mejillas ya estas alturas, ¿porqué me decía esto a estas alturas?

¡No soy una niña! › jjkWhere stories live. Discover now