*Click* *Click* *Click*

51 4 2
                                    

—. Eh... Doug—. Lo llamaba, claramente cansada—. ¿Falta mucho?

Él, como estaba en forma, contaba con la suerte de no estar en la misma que la chica. Su único cansancio era mental—. No lo sé...—. Y perdió la razón cuando vio el árbol que habían marcado... por tercera vez consecutiva—. ¡Estuvimos caminando en círculos! —. Tiraba el machete al suelo, sentándose en una piedra de estas gordas—. ¡Esta isla es un infierno, odio todo!

-. ¿Quieres escapar conmigo ahora?

-. ¡Oh sí! ¡Escapemos en círculos, juntos! Sin duda eres la de las grandes ideas...

Rosie puso los brazos en jarra ante esa actitud grosera por parte de Doug. De no ser por como siempre le habló antes, podría pensar que este tipo era un tarado.

Miró su reloj de pulsera (ese que menciono ahora) y puso una cara de espanto total.

—. ¡No puede ser! ¡El recital benéfico empezará en cualquier momento! Tenemos que apurarnos o no seré capaz de ver a mi Virtuoso.

—. Ah sí, ya me olvidaba de tu obsesión por Ricky Ricon—. Se miró las uñas para evitar el ceño fruncido de la muchacha—. Pero quiero que sepas que él no es tan "virtuoso" en las duchas.

—. No...

—. Sí, así es. No sabe cantar.

—. Calumnias —. Exclamó, decidida a no quedarse parada viendo como hablaban mal de Riccardo. Usualmente se sentaría, pero Doug ocupaba la única silla natural decente, así que aprovechó para agarrarle el machete que estaba clavado al suelo—. Dale, sigamos. Yo corto.

—. Rosie, devuélveme-

—. Es cortar los tallos y lianas o cortarte a ti, Doug~

—. ¡Menos mal! Me devolviste las ganas de seguir caminando. Eso es lo que quería que me devolvieras.

Y una vez se reacomodó su pelo, siguieron caminando.

Rosie no tenía idea de lo que estaba haciendo, pero al menos contaba con un buen oído que le permitía saber si estaban cerca de la civilización o no. eso, claro, si nos ponemos a pensar si los Imperiales eran civilizados en primer lugar.

Con que hablen su idioma se contentaba.

Aunque lo que no la dejaría nada contenta fue el tremendo gritó que pegó Doug a la par que se apegaba a ella. Pero estaba más que justificado, verán...—. ¡Creo que pise una serpiente!

Ahora, lo que en realidad Doug había pisado era una liana que Rosie acababa de cortar pero, ¿¡Cómo iba a saber él eso estando tan sugestionado!?¿¡Y como ella iba a saber, si confiaba en sus palabras!?

Quizá este es el único momento en la historia de la humanidad en la que Doug McArthur y Rosie Redd corrieron tomados de la mano.

Y para cuando salieron del bosque a un campo abierto y suspiraron aliviados, el chico se dio cuenta a tiempo para retroceder y evitar ser visto. La consecuencia es que también se llevó a Rosie consigo por estar aun tomados de la mano.

Pero ya no más.

—. ¿Por qué nos ocultamos de golpe? —. Cuestionó Rosie, imitándolo en el hecho de que se limpiaba la mano con su ropa. La ropa de Doug, no la propia.

—. ¡Quita! Y presta atención—. Un gesto de la cabeza bastó para que ella supiera que tenía que sacar la cámara y que esta fuera sus ojos—. Lo que menos quieres es que ellos te vean, ¿No es así?

Sí, eso era cierto.

Como también era cierto que más bien ella quería verlos a ellos.

Su cámara (bendita sea) era de una calidad impresionante cuando se trataba de enfocar. Y así fue como pudo saber que en ese mismo descampado habían decidido reunirse distintas figuras del Camino Imperial pasado, ¡Era como si esperasen a ser fotografiados! Porque nomás estaban ahí parados charlando entre ellos, ni futbol jugaban.

¡No puede ser! Davy Jones con sombrero pirata, creí que verlo así era un mito. ¡Ah! Ahí está el nuevo portero del Alpino, ni su cara se conoce en las páginas de fichaje. ¡Wouwouwou! ¿¡Un chico de Kirkwood!? El año pasado no tenían imperiales... ¡AHHH! ¡ES CRONUS FOURSEASONS! ¡JADE ME AMARIA SI LE CONSIGO MATERIAL DE ÉL!

En efecto, Rosie ya no se podía contener más. El corazón le había ganado al sentido común de nuevo.

Ella quería...—. Fotografiarlos.

—. ¿Disculpa?

—. Quiero fotografiarlos a todos, en especial a Cronus Fourseasons.

—. ¡No, Rosie! ¡Vení para acá! —. Le tiró del chándal del Raimon, pero se vio sorprendido cuando Rosie aplicó exactamente la misma táctica que él y lo dejó sosteniendo el chándal del Raimon. Y encima se había movido lo suficiente como para quedar al descubierto. ¡En serio, Rosie! ¿¡Cual parte no se entendió de nuestro acuerdo!? ¿¡CUAL!?

—. Doug, por fin te encuentro.

—. ¡Capitán!

—. Te perdiste la competencia de desodorante en el brazo y-¿Qué onda con ese chándal? ¿No es el de tu antiguo colegio? No me digas-

—. No es lo que parece—. Apuró aclarar—. Eh... se lo estoy cuidando nada más.

—. ¿A quién?

—. A Rosie—. La señaló y todo, cayendo tarde de que no solo había revelado su identidad sino que también había demostrado tener algún especie de cercanía con ella. Se quería dar contra un árbol.

Por buena suerte, su capitán era lo bastante tonto como para acentuar otras cosas—. ¿Acaso es ella la famosa "coneja esquelética"?

—. Pues...

—. ¿Sabes, Doug? Toleró que me mientan, pero no que denigren a una chica de ese modo. Sí, le faltan un par de guisos pero no por eso hay que ser despectivos con ella, ¿Sabes el tipo de desordenes que crean ese tipo de comentarios? ¿Quieres perjudicarla?

—. ¡No, capitán, cómo se le ocurre! En realidad somos buenos amigos y por eso mismo la estoy ayudando.

Incluso sí cavó su propia tumba, su capitán ya se veía con cero ganas de romperle la pierna y con eso le bastaba—. Pues si quieres permanecer en el equipo más vale que sigas ayudándola. En la Academia Militar Mar de Luna hacemos lo que sea por una dama.

Y mientras Doug tragaba en seco y se sentía en el infierno, Rosie creyó ya entender porque llamaban a ese lugar Edén Divino.

Tras tomarle un par de fotos a un desprevenido arquero del Alpino (porque ella no pedía permiso, ella venia y *click* listo, trabajo hecho), pudo por fin concentrarse en conseguir toneladas de fotos de Cronus, quien posaba incluso cuando no sabía su existencia.

Estaba tan acostumbrado que su cuerpo iba en automático, e incluso cuando ya captó a Rosie por el rabillo del ojo, le dedico unas sonriendo para que así tuviera variedad. La cámara sencillamente lo adoraba—. Buen trabajo—. Le dijo a la chica que no conocía de nada y no sabía que haría con su imagen, pero Rosie creyó que era lo que siempre tenía que decir tras acabar una sesión de fotos.

Cuanto profesionalismo.

Iba bastante bien, incluso cuando algunos chicos la miraban confundidos y no entendían de qué iba todo esto, la gracia es que eran Imperiales así que imposible que alguna vez ese material sería usado en su contra.

Rosie era una tipa con suerte.

Pero pareció que se le acabó cuando, aun con el ojo en la cámara, terminó enfocando ciertos tipos de uniforme frente suyo. Y cuando estiró el cuello, sudó frío y tenía ganas de llorar.

Allí mismo tras terminar ese turbulento uno contra uno, Infinity Beyond y Jimmy Kyrk se alzaban como los guardianes de las puertas del infierno, viendo a Rosie como la nueva condenada.

¿¡Rosie es una Imperial!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora