NO NO NO NO, ES ÉL

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El instinto de supervivencia de Rosie estaba más activo que nunca, está vez imitando lo que hacían el resto de los Imperiales ante la llegada de lo que podemos describir como un Quentin el doble de alto. Y pelo más corto.

¿Asi se verá Quentin en el futuro? Nada mal-Pero bueno, Rosie, piensa en nuestro Virtuoso. Sabes bien que nos hará caso al cumplir los treinta años. Ya sé, ver fotos de él seguro que me devuelve al buen camino jeje~

Guardando temporalmente su cámara en su cabello, Rosie rebuscó en el bolsillo de su pantalón deportivo para sacar sus infaltables fotografías de Riccardo di Rigo, sacadas delicadamente de su más fina colección.

Tenemos a Riccardo haciendo el Virtuoso.

Riccardo haciendo Pentagrama.

Riccardo realizando Visto y no Visto.

Invocando por primera vez a Director Magister.

¡Y su favorita: Riccardo estirándose como gato en una práctica!

¡Así es, nada raro! ¡Se esperaban un chiste de "Riccardo en la bañera" o "Riccardo durmiendo"! No, gente, Rosie es una devota fan que no se subyuga a esas prácticas indecentes... aparte una vez lo intentó y le dio tanta vergüenza que literal tuvo fiebre tres días (dos más tras recibir las flores y el "mejórate :D" cortesía de Riccardo aunque en la tarjeta estaban todos los nombres de la clase).

Tan inmersa estaba en sus cándidas memorias que no notó como el cielo se oscureció de golpe. Bueno, ya estaba oscuro, pero ahora lo estaba más. Abrir los ojos fue su error, lo reconocía.

Ah... pensándolo mejor... me da mucho miedo...

Cyan Cinquedea sí notaba a las managers.

Si no, ¿Para qué contratarlas? Personalmente el tipo era de la idea de que nadie sospecharía de una adorable jovencita que solo quería pasarte toallas y agua cuando estabas cansado.

Excepto él. Nada personal, pero cuando estás en mierda ilegal es normal desconfiar de todo mundo.

Por eso desconfiaba de esta pequeña cosita que no recordaba haber entrevistado en su vida.

Cyan Cinquedea tenía buena memoria.

—. ¿Nombre?

—...

—. ¿Nombre?

Como empezó a temblar, Quentin acudió a su rescate—. ¡Se llama Rosie Redd! —. Gritó desde el final de la fila de los jugadores Imperiales. Rosie estaba en la de gerentes, por no decir que separados por bastantes metros.

—. ¿Qué le pasó a tu cara? Bueno, luego me dices—. Cyan se podía dar el lujo de hablar normal porque cuando él aparecía se acababa la fiesta, era puro silencio y su voz era lo único que importaba—.Prosigamos.

Le extendió su mano a la espera, y Rosie miró a las demás chicas a ver si alguna la ayudaba. Todas miraban al frente, rectas como soldados, así que no tuvo más de otra que improvisar.

Le colocó su manita, como un cachorrito que aprendía a ser entrenado. Quentin se rió a lo lejos, pero una rápida mirada de su padre lo mandó a callar.

—. Información, querida.

—. Eh...

—. Lo que tienes en tu otra mano.

P-Para q-qué quieres fotos de mi-¡No, mi Virtuoso! ¡Devuélvamelas!

Ni siquiera en su mente podía demostrar la fuerte exclamación que le provocaba que Cyan Cinquedea toquetease sus fotos de Riccardo.

—. Un momento... este es ese chico del Raimon, ese que despertó su guerrero hace poco... para revelarse contra nosotros. Rosie tragó en seco cuando Cyan le dirigió la mirada—. Paso por paso como hace sus técnicas, vaya...—. Miraba detenidamente, en sus manos poseía información valiosa. Demasiado valiosa—. Estás son fotos muy buenas... una pena que no tenga Imperiales en el Raimon.

A Rosie se le vino el mundo abajo.

—. El único Imperial que autoricé, terminó traicionándonos.

Su corazón se detuvo.

—. Y a ti no te tengo registrada.

Listo, ahí mismo la ejecutaban.

—. Así que me gustaría saber, querida, si eres realmente una-

—. No te asustes, no es una infiltrada.

El mundo de Rosie volvió a girar cuando, con la cabeza gacha, notó un fuerte perfume de estos que eran importados.

Al alzarla, pudo ver que el hedor venía de nadie más ni nadie menos que el Gran Emperador del Sector Quinto: Alex Zabel (o al menos quien Rosie creía era el Gran Emperador, porque hasta ahora solo tenía a Cyan como el "papá de Quentin, da mucho miedo").

—. Sé como es el Raimon, por eso la puse ahí. Era sorpresa, ¡Austin!

Chasqueó los dedos e inmediatamente Austin (mano derecha de Alex Zabel a tiempo completo, mesero a tiempo parcial) sacó confeti de sus bolsillos y los tiró al aire, procediendo a aplaudir con elegancia.

—. ¡Sorpresa! —. No veía el día en que se pudiera pedir las vacaciones.

Rosie estaba aliviada, ¡El Gran Emperador la sacaría de esto! No era tan malo como decían.

—. Bueno, eso nomás. Iré hablar con los chicos.

Señor... se lamentaba, casi y llorando en la dirección que el tipo se iba.

—. Bueno, así que trabajas para Zabel... aunque eso no signifique que trabajes para mí—. Las piernas le temblaban a la pobre, y la sonrisita simpática del adulto no sirvieron de nada—. Pero aun así, a diferencia de las otras, me has traído material útil y eso amerita una recompensa.

Se va quedar con mis fotos... bueno, si la recompensa es dinero supongo que tanto no me molestaría~

Tercer y último datazo de Edén Divino y del Sector Quinto en general: no le pagan a sus jugadores con dinero.

Como la cámara sobresalía un poco de su pelo, Cyan aprovechó para agarrarla y ponerse de cuclillas (e incluso en estas, seguía siendo más alto), estrecharle la mano a una muy confundida Rosie y tomar la foto desde un ángulo donde mejor saldría él y ya veremos si ella.

—. Siéntete orgullosa, eres la Imperial del año. Y solo el Imperial del año se puede tomar una foto conmigo.

Entiendo que acá nos guste tomarnos fotos con extranjeros pero esto es demasiado... y encima salí con los ojos cerrados, esto solo a mi me pasa... por una vez me gustaría que alguien me saque bien la foto.

Quentin, que se había alejado de su grupo porque Alex le caía mal, miró por encima del hombro de Rosie y se rió un poquito de cómo solo su papá salió bien en la foto. Era muy típico de él.

—. Pá, ¿Se pueden tomar otra? Rosie salió parpadeando—. Y le arrebató la cámara de las manos—. Yo la sacó~

Sin expectativas, Rosie volvió a estar muy confundida cuando el papá de Quentin le estrechó la mano y sonrió para la cámara.

—.Digan "Abajo la Resistencia"~

—. Abajo la Resistencia~

*click*

—. ¿Listo, ya tiene su foto? Perfecto. Quentin, ven conmigo ahora mismo, quiero que me expliques lo de tu cara... y todo tu cuerpo, en general.

Desmotivada, Rosie recuperó su cámara preparada para borrar las dos fotos recientes.

En su lugar, se halló perpleja.

Salgo con los ojos abiertos...

Mirando al vacio, y no es mi mejor ángulo pero... salgo con los ojos abiertos~

Se agarró el pecho, incrédula. Ni estaba jugando ping pong ni su Virtuoso estaba a la redonda, entonces, ¿Por qué su cara no paraba de enrojecer y su corazón de latir?

¿¡Rosie es una Imperial!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora