CAPÍTULO SIETE

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VII

-Asíntota: Cosa que se desea y se acerca de manera constante, pero que nunca llega a cumplirse-

Al ver a Luther desde lejos y como tiernamente había buscado que su corbata combinara con mi vestido luego de preguntarme el color del mismo, sentí como todos mis problemas empezaban a desaparecer.

Era como una extraña magia de la que empezaba a volverme adicta.

Si había algo más que sus ojos que pudiera generar esta sensación en mi corazón, no quería saberlo. Luther era perfecto, y en estos momentos, el único que lograba hacerme sonreír de verdad, sin necesidad de tener que obligar a mis labios a reaccionar a algo que se suponía que debía hacerme feliz.

Todo en Luther conseguía hacerme feliz. Una sensación que no había experimentado en años hasta conocerlo.

― ¿Te hice esperar? ―pregunté en lo que observaba como me abría la puerta y rodeaba el auto para entrar en el lado del conductor.

Lo vi negar ya dentro del auto― para nada― aseguró― está hermosa la noche hoy ¿no? ―dijo desviando sus ojos hacia el vidrio y el estrellado cielo sobre nosotros.

Asentí con una sonrisa olvidando el porqué de mi tristeza anterior.

Él arrancó el auto minutos después en dirección a el salón donde se haría el evento.

― ¿Nervioso? ―pregunté observando como sus manos se aferraban fuertemente al volante para hacer girar el auto en una rotonda.

Luther negó arrugando la nariz, aunque no pareció convencido―un poco― los dos reímos juntos― pero hubiera sido peor sin ti. No me imagino entrando solo a ese lugar― su cabeza giró para darme una fugaz mirada.

Sonreí― me alegro de poder ayudarte.

El lugar no quedaba muy lejos, por lo que el recorrido se había hecho corto cuando ya estábamos aparcando en el estacionamiento privado del lugar.

Ni bien apagó el motor, salí del auto pisando con mis zapatos de taco corto las piedras que guiaban hacia un camino liso.

Luther se acercó a mí y me ofreció su brazo que rodeé con el mío sin dudar.

En el momento en que empezamos a caminar por el camino liso, comencé a sentir el verdadero miedo que había suprimido antes por la emoción.

Estábamos a solo unas personas de entrar al hermoso salón que era cubierto, por fuera, con enredaderas de plantas verdes exóticas, cuando alguien nos interceptó. Era una mujer de edad adulta que lucía un vestido y maquillaje espectacular.

―Hola― le sonrió primero a Luther. Ellos se abrazaron.

―Dakota, ella es Victoria una de mis editoras― me hizo saber― Victoria, ella es Dakota, la amiga de la que te he hablado.

Victoria ensanchó su sonrisa asintiendo― Hola Dakota, mucho gusto. Te ves hermosa― me elogió― tomen, esto es para ustedes― dijo pasándonos unas tarjetas sostenidas por una correa que iría en nuestro cuello― El guardia en la puerta tiene todos los hombres en la lista, pero será mucho más rápido si le muestran la identificación― nos hizo saber rápidamente. Yo observe mi gafete que decía "Invitado" mientras que el de Luther tenía datos como su nombre, una foto bastante formal de él y el título de "escritor" debajo de todo lo mencionado― Luther, tu vienes conmigo.

Eso hizo que levantara mi cabeza hacia la editora― ¿Qué? ―exclamó Luther confundido.

―No puedes entrar junto a ella, será un lío cuando los periodistas en la entrada te intercepten. Queremos ahorrarle a tu amiga esa molestia.

Remordimientos (#1)Where stories live. Discover now