CAPÍTULO NUEVE

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IX

-Podría luchar contra todos los hombres en el mundo...pero mientras esté él, sé que nunca me elegirás, no por encima de él-

DAKOTA

Él no me ha buscado durante todo el resto de la noche, y yo tampoco lo he hecho, no sé si podría enfrentarlo justo ahora, no tengo la valentía suficiente para hacerlo.

Ahora mismo, me encuentro ordenando el lío de la cocina post fiesta junto a Felipe y Guillermo, quienes mantienen la mayor distancia posible entre ellos.

La tensión se siente en el aire, pero nadie está dispuesto a romper el silencio o aligerar las cosas. No quiero meterme en lo que haya entre ellos, no más de lo que ya lo he hecho con las advertencias anteriores hacia Guillermo.

Lo bueno es que tres son multitud, y pronto terminaremos de tirar a la basura lo que quedó de bebidas y vasos plásticos ya utilizados.

Dando algunos pasos cortos, me asomo por la puerta de la cocina para darle una ojeada a Daron quien duerme plácidamente sobre el sillón en la sala de estar, completamente noqueado por el alcohol que ingirió de manera irresponsable. Allí, Kalley, Isa e Iván, el vecino de al lado, un chico con aires italianos que se ha ofrecido a ayudar, están organizando el living.

Doy un suspiro y me vuelvo a la cocina, donde me encuentro con una escena que no me gusta para nada. Tanto Felipe como Guillermo han agarrado la misma lata de cerveza, y, mientras comparten un intenso contacto visual, no parece que se propongan a dejarla. Según lo que entiendo de la situación, Guillermo ha aprovechado ese momento y ha empezado a hablar.

No sé si interferir o no, pero cuando Felipe busca mi ayuda dándome una mirada desde el otro lado de la cocina, sé que no debo de dudar más.

Lo llamo, lo suficientemente alto como para que tanto él como Guillermo me escuchen. Felipe se acerca a mi junto a la bolsa negra en la que tiramos toda la basura.

―Gracias― me susurra manteniendo una expresión incómoda. Ha estado evitando toda la noche a Guillermo, lo sé porque ha estado conmigo, por momentos, y con Iván, con quien parece que se lleva muy bien.

Por mi parte, no recuerdo un momento en el que no me haya separado de Daron. La culpa me llena el corazón y sé que no debería dejar a Luther solo, pero es demasiado para mi enfrentarlo y fingir que todo está bien. A demás, no dudo de que lo haya pasado bien con esa chica que estaba junto a él en el patio.

Solo hubiera deseado no haber visto lo que vi. A veces no saber es mejor que tener el conocimiento de las cosas.

Inconscientemente, vuelvo a revisar a Daron para ver si está vivo. Sé que Felipe sigue mi mirada cuando me pregunta― ¿Ya sabes lo que vas a hacer con...?

Me hundo de hombros con una pequeña sonrisa en mis labios― no he pensado en nada, pero ya me las arreglaré.

―Yo me ofrecería con gusto a llevarlos, pero vine con la moto y no entraríamos los tres en ella ni por asomo― se disculpa― tal vez le podrías pedir a Guillermo que los lleve en su camioneta.

Asiento varias veces― si...el problema es que no tengo ni la menor idea de donde vive Daron y llevarlo a mi casa― hago una mueca― sería una suicida si lo hiciera.

―O podrían quedarse aquí, Isa dijo que no tiene problema en que se queden a dormir...―prosigue Felipe presentando alternativas.

Vuelvo a asentir desviando mi mirada a la sala de estar, esta vez mi sonrisa se desvanece cuando noto que Daron ya no está acostado en el sillón donde lo dejé.

Remordimientos (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora