CAPÍTULO OCHO

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VIII

- ¿Porqué...eres tan adictivo? -

La fiesta parece haber empezado sin nosotros. La multitud baila enloquecida (y probablemente alcoholizada) en la improvisada pista de baile que solía ser una sala de estar.

Siento el cuerpo de Luther cerca del mío mientras seguimos a Isa. De vez en cuando me volteo para verificar que no se ha perdido entre la gente.

Cuando Isa se detiene, ya nos encontramos aislados del descontrol dentro de la cocina. Saludo a Kalley quien me da un abrazo y un beso en la mejilla, parece algo enojada y hasta diría preocupada, pero no digo nada.

El momento en el que las chicas fijan sus ojos en el hombre detrás de mi se torna incómodo, pero Luther, sorprendentemente, sabe cómo manejar la situación a la perfección― Hola, soy Luther― se presenta con esa sonrisa que enamora.

Kalley e Isa no son inmunes a sus encantos. Se les quedan mirando y la respuesta tarda un poco en llegar― Soy Kalley, mucho gusto. Ella es Isa― la señala. Isa le sonríe con las mejillas algo sonrojadas.

Carraspeo― ¿Dónde están los demás? ―pregunto mirando a mi alrededor.

―Felipe debe estar por ahí con alguna chica y Guille, bueno...lo estamos buscando, se supone que iba a ser el dj. Por suerte tenemos una playlist predeterminada, pero no va a ser así por mucho tiempo― comenta Isa a quien agradezco por no hacer mención de Daron.

― ¡Y ni siquiera contesta sus mensajes! ―agrega Kalley― no sé dónde carajos puede estar.

Recuerdo los mensajes desesperados de Felipe― ¿Deberíamos ir a buscarlo entre todos? ―sugiero. Sé que Felipe no está "por ahí bailando con una chica" y que sea donde esté, Guillermo debe estar con él, lo cual me da muy mala espina.

Kalley parece agradarle mucho mi idea― Si, podemos separarnos para cubrir más terreno.

―Yo...también puedo ayudar― se ofrece Luther con tono amable.

―Buenísimo, entonces...avisen con un mensaje si es que lo encuentran― dice Kalley.

Sin perder más tiempo, Kalley e Isa se van de la cocina dando por empezada la búsqueda― ¿Estás seguro que quieres separarte? ―le pregunto a Luther antes de que se vaya.

Él asiente convencido― claro, con tal de ayudar.

―Bueno, te mandaré por mensaje una foto de Guillermo para que puedas reconocerlo. Si sabes algo de él me avisas, ¿okey?

Luther asiente y se despide con una sonrisa siendo el primero en adentrarse a la oscuridad de la fiesta otra vez.

Algo me dice que es una muy mala idea separarnos, pero no puedo ignorar los pedidos de ayuda de mi amigo. Soy la única que está al tanto de la situación entre Felipe y Guille, y, de alguna forma, siento un poco de responsabilidad por ello.

No se cuáles son las intenciones de Guillermo, pero sea lo que sea, por su bien y por el de todos los que lo rodean, espero que lo único que quiera hacer con Felipe sea hablar.

Como primera medida para buscarlos, decido adentrarme entre la multitud y como una desquiciada observar cara por cara hasta encontrarlo, pero cuando caigo en cuenta que es esfuerzo inútil y mal gastado decido irme arriba.

Si Guillermo se lo llevó con intenciones de hablar, seguramente lo trajo al segundo piso, donde la situación es mucho más tranquila que abajo.

Reviso puerta por puerta de las habitaciones, pero ninguna de ellas está abierta cosa que supongo que es con la intención de que nadie se meta y haga cosas en sus lugares personales.

Remordimientos (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora