Entre el Crepúsculo y el Amanecer [Edward x Jacob]

cap.35| Ceremonia •parte 1

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Trató de anudar, como por sexta vez, la estúpida corbata, solo consiguiendo un nudo deforme, otra vez. Suspiró frustrado y haciendo un pequeño puchero decidió dejarlo así, total sus manos sudadas y temblorosas no dejarían hacerlo bien, y si a eso se le sumaba el hecho que no sabía cómo hacerlo... si, estaba jodido.

Cuando sus rastros de esperanza se habían casi esfumado vió la puerta abrirse, y de pronto tenía a su gran y atolondrado cuñado apretándolo entre sus fuertes brazos. Él era un hombre lobo, pero la fuerza y brutalidad de Emmett era mucha, así que terminó aplastado contra su frío y fuerte pecho, casi impidiéndole respirar.

— Emmett suéltalo, lo estás asfixiando. Recuerda que él si necesita respirar — Jasper jaló al vampiro más grande apartándole de su cuerpo y él pudo respirar correctamente.

— Es que no puedo creer que nuestro pequeño vaya a casarse — chilló dramáticamente pegándose a Jasper con las manos cruzadas sobre su pecho, mirando a Jacob con una exagerada expresión de melancolía — y mira lo lindo que se ve con ese traje. ¡Estoy tan orgulloso de ti, cariño!

— ¡Emmett! — se quejó, apenado al escuchar sus tontos halagos. Golpeó su brazo izquierdo tratando de aminorar su vergüenza, obteniendo una risa divertida por parte de los hermanos vampiros.

— Éste tonto tiene razón, te ves muy bien con ese traje, pareces un angelito — sintió su cara calentarse más por esas palabras y la expresión seria del chico al decirlas. Emmett sonrió victorioso por haber logrado que su serio hermano le diera la razón — ¿Estás teniendo problemas con eso? — el rubio señaló su intento de nudo para corbatas con una sonrisa.

— Si — respondió, mirando con enojo el trozo de tela — no puedo hacer el estúpido nudo bien — su cuñado se acercó negando con la cabeza, mientras una sonrisa divertida se formaba en sus labios.

Jacob y Emmett vieron sorprendidos lo fácil que le resultó hacer esa cosa infernal, que a ninguno de ellos dos se le daba bien.

— ¿Viste? no era tan complicado — se burló, después de terminar de ajustarlo a su cuello, dándole palmaditas en los hombros.

Jacob casi lo fulmina con sus ojos.

— Claro, porque no eres tú el que se está muriendo de nervios — le reprochó. Pero es que tenían que entenderle ¡Estaba a punto de casarse! ¡Luna Santa, Aún no se lo creía! Y es que el tiempo pasó tan rápido, después de la inesperada propuesta de su vampiro. Primero vino su cumpleaños en el que tuvieron una pequeña reunión, y luego llegó su boda más pronto de lo que creyó.

Él estaba ansioso por casarse con el amor de su vida, su alma gemela, pero eso no quitaba el hecho que estuviera muriendo de nervios ahora que la ceremonia es estaba cada vez más cerca.

"Maldición, esa Garrapata algún día va a matarme"

Pero aún así lo amaba. El desgraciado tenía sus encantos, era imposible no enamorarse, aún si en el inicio trató de evitarlo a toda costa.

Tiempos aquellos.

— Ni que el idiota de mi hermano vaya a salir huyendo del altar. No seas paranoico, ese imbécil moriría por ti — claro, esa voz tan amable no podía ser de otra persona que no fuera su querida cuñada, Rosalie.

— ¡Roseta! — la rubia le dió una mirada fulminante al ser comparada con la caricatura, pero él no podía evitarlo, sentía que su cuñada tenía cierto parecido con el hada y su nombre no ayudaba, así que él amaba reírse a costa suya.

Era uno de sus pasatiempos favoritos.

Ella decidió ignorar sus burlas (como siempre) entró caminando de forma elegante, más hermosa que nunca. Se paró al lado de su esposo y lo evaluó con la mirada.