37. Que Luka no se entere.

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Zach era la única persona que me obligaría a ir a las ocho de la mañana a una cafetería en el centro de Sídney para desayunar después de haberme hecho esperar toda la noche con ese mensaje al que cuando le pregunté la razón, él solo mandó otro mensaje diciendo que era importante y serio.

Y no, eso no me dejó dormir bien porque... ¿Qué podía ser? ¿De qué podía tratar? ¿Qué era tan importante que ameritaba la espera y una conversación frente a frente?

—Te detesto, Zachael —pronuncié llegando junto a él al verlo de espaldas sentado en una mesa jugando con su teléfono en su mano, le reconocí por el color teñido de su cabello y los tatuajes en su brazo.

Acomodé la carriola de Sky y me deslicé en la silla frente al ojiverde que siguió mis movimientos con su mirada, esta cafetería quedaba en la entrada del centro comercial más grande de la ciudad y mi menos favorito al cual ir de compras por lo muy transcurrido que siempre estaba.

—Buenos días a ti también, Max —dijo con cierto tonito burlón que me llevó a rodar los ojos mientras el pasaba sus ojos a la carriola—, y buenos días a... ¿Kiki estás dormida?

—Si, esta dormida. Como debería estarlo yo —dejé salir un bostezo, acomodándome una manga del hoodie gris que vestía y que me caía por el hombro izquierdo—, Me hiciste tomar un Uber así que dime ¿Por qué tan temprano, Zach?

—Porque al que madruga, Dios le ayuda... aunque eso no cuenta para mí porque soy ateo.

—¿No deberías estar con Sally?

—Ella esta en clase —se encogió de hombros—, te he pedido un café frappucchino para que no digas que soy mal amigo, y la razón por la que he decidido que esto sea tan temprano es porque se que Luka debe estar dormido como si fuera un oso hibernando mientras pasa el jetlag.

Bien que no se equivocaba, antes de salir del pent-house me asomé en su habitación a oscuras y lo hallé enrollado entre las sabanas tan sumido y tan cómodo que se veía.

—¿Y que debemos hablar de él? —entrecerré los ojos y le miré muy atenta.

Zach suspiró como quien esta a punto de soltar una mala noticia y mis emociones se pusieron en estado de alerta cuando él arrugó sus cejas e hizo una mueca al torcer los labios.

—Últimamente no se que le pasa, bueno, no sabemos.

—¿No saben?

—Los chicos y yo, él ha estado actuando raro con nosotros y no parece ser el mismo de siempre, y sabemos que tiene mucho que ver con Eileanne y...

Puse mala cara cuando ese nombre salió a flote, fue como si me dieran un pimiento picante y me lo hicieran tragar. Claro que tenia que ver con ella.

—... Por lo que hemos estado hablando y necesitamos que converses con él, porque Heakie no parece él.

—¿Sobre qué conversaría con él, Zach? —suspiré algo pesimista. Una empleada del local salió sosteniendo dos vasos de plásticos con el emblema del lugar y nos los colocó en frente para después alejarse, todo muy rápido en cuestión de segundos mientras hice la pausa y me llevé un mechón de cabello hasta detrás de mi oreja—, intenté decirle algo ayer y me salió con que estaba celosa, si le mencionó a la tipeja me saldrá con esa estupidez y va a saltar a defenderla por razones que no comprendo y que tampoco quiero comprender.

—Hazlo reaccionar, Max —Zach me dijo con expresión seria en su mirada y tomó uno de los vasos, el que humeaba—, porque Heakie está cambiando.

—¿Cambiando cómo?

—Él ya no está pasando mucho tiempo con nosotros, le sentimos distante y... distinto. Heakie apenas y celebró su cumpleaños con nosotros, es como si ella le estuviera absorbiendo la atención poco a poco.

Padres Inexpertos©Where stories live. Discover now