[74] Quizás deberías ser mi esposa.

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—Ella no me gusta para ti, no representa lo mismo que tu, cielo.

Venía de regreso de la cocina tras haber ido por un vaso de agua cuando al girar en el pasillo reconocí la voz de la madre de Maximilien venir del interior de una de las puertas, me detuve por inercia y curiosidad en medio del pasillo.

Ya sabía que no le agradaba a su madre sin necesidad de que me lo dijera, sus acciones y su manera de verme habían hablado por ella desde el principio.

—Mamá, por favor…-

Vittoria lo interrumpió:

—No puedes dejarte llevar por lo que tiene entre sus piernas. Yo entiendo que seas hombre pero ella no es buena para ti, comenzando por el hecho de que la investigué y no tiene buena reputación. No tiene nada bueno que ofrecerte, Maxi.

—¿Y su amor y aceptación qué? —inquirió él, sonando un poco exasperado pero de una manera pasiva, supuse que, porque hablaba con su madre y no quería ser grosero con ella.

La conversación no me incumbía, estaba escuchando algo ajeno y probablemente debería seguir mi camino pero…  no podía.

—¿Es que quieres ser el hazmerreír del club o qué? —siguió diciendo su madre con tono indignado—, ella tiene una hija que ni siquiera es tuya, su nombre está en polémicas y el padre de su hija es el vocalista de una banda. ¿Sabias que el padre de esa niña le quiere quitar la custodia?

—Estoy al tanto, ella se llama Skyler y es un encanto de personita —dio una pausa que perduró por unos segundos—, y él no le va a quitar la custodia porque no está en posición de hacerlo.

—Solo estoy preocupada por ti, mereces a alguien con quien puedas tener a tus propios hijos. Nuestro apellido importa, cariño.

—¿Te recuerdo de mi incapacidad para tener descendientes?

—Difícil, no imposible  Recuerdo lo que dijo tu doctor.

—Honestamente mamá… y con todo el respeto del mundo porque sabes que te amo, no me importa lo que pienses de Maxine —dijo él—, me importa lo que yo pienso de ella y lo que ella piensa de si misma. Claro que sería increíble si la aceptaras pero tu aprobación no es algo que busco. ¡Ah! Y te agradezco que por favor dejes de hacerla sentir incomoda, porque si no, vamos a dejar la villa antes de año nuevo. Podrías alegrarte de que estoy feliz porque ella me hace feliz, y en vez de eso no dejas de buscarle defectos a la chica de la que estoy enamorado.

Hubo silencio durante un instante. Me removí sobre mis pies incrédula y conmocionada por la manera en la que él estaba hablando de mi  

—La amo, mamá. La amo y ella es increíble, ojala pudieras entender eso.

Me sentí mal por escuchar una conversación que no me convenía pero al mismo tiempo llena de amor y de todas esas emociones positivas que encerraban aquel sentimiento tan indefinible, porque si, la palabra amor tenía concepto pero definir la sensación que le abarcaba era imposible.

Nadie percibía el amor como otra persona, por ende, cada quien tenía su propia definición y su propia manera de explicarlo.

Me alejé de allí para volver a la habitación, todavía sintiendo aquella calidez que causaron sus palabras y con una pequeña sonrisa indisimulable extendida en mis labios, en cuento entré al dormitorio, verifiqué que Sky continuará durmiendo la siesta en la que había caído rendida.

Estaba serena y tranquila, y cada día más parecida a Luka.

Le acaricié la mejilla, la cubrí un poco más con la manta violeta dentro de la cuna mientras ella abrazaba al pikachu de peluche y luego me dejé caer con cuidado sobre la superficie de la cama para… pasar el rato con el teléfono.

Padres Inexpertos©Where stories live. Discover now