[48] Química palpable.

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Los chicos escribieron una canción sobre mi.

¿Cómo asimilaba eso fácilmente? Ellos escribieron una canción sobre mi para su segundo álbum y la canción fue injustamente filtrada, y lo que suponía era una sorpresa de la cuál no tenía ni idea, ya no sería una sorpresa.

Despertarme por la mañana con esa noticia en Instagram y Twitter fue contradictorio, porque mi estómago estaba revuelto a causa de la situación y al mismo tiempo me encontraba sumamente agradecida con ellos por haberme escrito una canción que estaría en su álbum.

Luego, venía mi presencia en el campus universitario muy temprano mientras yo estaba un poquito de malhumor porque Sky estuvo llorando una buena parte de la noche, tenia fiebre y no se le bajaba, y pasé toda la madrugada pendiente de ella y su temperatura corporal.

Por la mañana la dejé en casa de los Heakins para que la cuidara Lisset, donde estaba Luka quien fue que me recibió, y tuvimos una muy corta conversación bastante breve.

—No te ves bien —había dicho él.

—No me siento bien —respondí—, estoy cansada. Ella estuvo con fiebre y fue una mala noche.

—Outch —siseó, con una mueca en sus labios después de torcerlos y terminó por dejar un beso en la frente de nuestra hija cuando la cargó.

Quise preguntarle sobre la canción pero no lo hice, sobre todo porque Luka no se veía muy feliz.

—Me comentó Zach ayer al mediodía cuando fue a buscar a Sally al campus que te sacarán en unos días las muelas del juicio —musité. Él asintió.

—Si, por eso nuestra estadía aquí se extiende. Me están molestando mucho y a veces me hacen presión, es doloroso en ocasiones.

—Ya —asentí—, bueno… avísame si necesitas algo.

—Sip, lo haré.

Y eso fue todo.

Estacioné mi auto al lado de cierto Camaro gris cuyo dueño estaba apoyado con dos vasos de café sobre el techo y la mirada perdida en el teléfono, tanto que ni siquiera se percató del instante en que estacioné a su lado, bajé y terminé por acercarme a él posándome a su lado.

—¿Tierra llamando a Maximilien? —pronuncié, inclinándome un poco hacia él y fue cuando levantó la mirada hacia mi, regalándome una preciosa sonrisa ladina y su atención.

—Bonita —musitó.

Se inclinó hacia mi y dejó un sutil beso en mis labios por el que las mini yo que trabajaban en mi cabeza suspiraron. Un instante después, me pasó uno de los cafés y se lo acepté gustosa, deslizando una sonrisa minúscula de labios.

—Tu favorito —avisó, y luego dio un sorbo del que tenia en la mano.

Maximilien era espectacular.

La tarde de ayer habíamos estado en la playa con Sky y él se comportó con ella de una manera en la que todo lo que podía pensar era en él y yo en un futuro, y esas mismas mini versiones de mi en mi cabeza decían: tómame, soy toda tuya.

Me estaba enamorando y era rápido, pero entonces pensaba ¿de verdad había que prestarle atención al tiempo? ¿Las cosas cuando surgían no solo surgían y ya?

—¿Te acompaño hasta el edificio de la facultad de literatura? —le escuché preguntarme mientras le admiraba.

—Todavía no entro hasta en veinte —respondí.

—Vale —él chasqueo—, ¿sabes en qué estaba pensando hace unos minutos antes de que llegaras?

Me miró con una sonrisa contagiosa.

Padres Inexpertos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora