[20] Skyler Noah es...

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Una minúscula sonrisa deslizó mis labios mientras visualizaba en mi cabeza a un pequeño rubio de ojos azules andando por mi apartamento, y la imagen en mi cabeza se hizo prometedora cuando siguió dando que imaginar, como quizás la manera en que rompería sin querer una de las preciadas guitarras de Luka porque jugaría a ser un rockstar como papá.

Fue lindo, la imagen mental que apreció mi cabeza fue agradable.

Suspiré, disfrutando del baño tibio con burbujas que me estaba dando mientras escuchaba en mis auriculares las voces de los chicos, apreciaba las canciones de su álbum y tarareaba algunas partes de las letras mientras dejaba que mi piel se arrugara.

Let's run away, let's run away, cause we don't have why to be here. Just come with me, just come with me, you would feel so much better. This is our story, we don't have to stay here if we don't want it. So let's run away, this place isn't for us. The light in your eyes are telling me you wanna come with me, so let's run away my sweet cherry pie.

Run away era mi segunda canción favorito del álbum y no precisamente porque la voz que más se apreciara fuera la de Caleb, sino por el ritmo hechizante y la letra de la misma, que hablaba sobre como si no te sientes cómodo en un lugar no estabas en la obligación de permanecer allí.

Cuando sentí mis dedos completamente arrugados, salí de la bañera, ya había durado demasiado tiempo en el agua, incluso quizás más de media hora. Me tomé un instante para observar mi cuerpo en el espejo en la pared y para detallar como había estado cambiado. Todo se notaba más: las curvas, la hinchazón de mi abdomen, mi cintura desaparecida, el crecimiento del bebé, mis pechos más grandes, y aunque todavía podía seguirlo pasando desapercibido si continuaba vistiendo camisetas holgadas, mis jeans ya dejaban de quedarme.

Según la doctora Claire me había dicho, este mes era uno de los más drásticos, porque mi cuerpo cambiaria con suma rapidez, el estiramiento de la piel me picaría y necesitaría mantener la piel muy hidratada para no terminar con estrias, así que eso hacía, y evitaba rascarme cuando me daba comezón, sobre todo en mis senos.

Envolví mi cuerpo en una toalla blanca y fui hasta mi habitación para buscar que ponerme, Luka y Zach llegaban hoy, me sorprendió saber que Zach vendría cuando Sally me lo dijo. Tenía que esperarla, ella vendría por mi para recoger a los chicos en el aeropuerto al mediodía.

Vestí leggins negros y un hoodie negro gigante, aunque el clima hoy fuese caluroso, no me importaba. Los chicos llegaban y eso solo significaba una cosa: fanáticas al tanto, uno que otro reportero de la prensa rosa cerca, aunque no como la oleada de locura que existía en Los Ángeles, nunca así, y fotos por algunos lados.

No me interesaba poner en contexto a las personas sobre como iban los meses para mí, sobre todo porque hasta donde yo sabía, nadie con exactitud fuera de mi circulo cercano y del de Luka, sabían cuanto tiempo tenía, por lo que todo eran cálculos aproximados y estimados.

Sally me envió un texto cuando estuvo abajo, esperando por mi en la entrada del edificio. Me apuré un poco, tomé mi bolso con mis cosas dentro y bajé en cuestión de un minuto, el tiempo que se tardó el ascensor en bajar hasta planta baja. Yo vivía en el quinto piso.

—¡Adiós, Bobby! —me despedí del botones que se encontraba recibiendo un paquete.

Él levantó la mano a modo de despedida, luego abandoné el edificio. La oleada de calor me invadió, que horrible. El auto gris de Sally se encontraba esperándome frente al edificio, aumenté mi andar y rápidamente subí.

—Sally Grace —saludé, cerrando la puerta. El aire acondicionado del Audi deportivo fue una bendición.

—Estoy emocionada por la llegada de Zachy y Luka —murmuró ella, animada, radiante, feliz.

Padres Inexpertos©Where stories live. Discover now