II: Vampires Will Never Hurt You

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Gerard

La noche está sumamente tranquila, el viento está suave y las hojas vuelan por los cielos por causa del mismo.

Desde donde estoy, puedo admirar la belleza de afuera.

Un teléfono suena, y no es necesario que sea adivino, o utilice mis dones de telepatía para saber de quién diablos se trata.

Sin embargo, sé que si no respondo, no se quedará tranquila esta noche, así que, sin muchos ánimos, descuelgo el teléfono.

—¿Diga? —Respondo con gran desánimo y fastidio, porque algo me dice, en el fondo, que no estoy equivocado. Que ella llamó.

—¡Gerard! Que alegría escucharte, hijo. —Ruedo los ojos y niego con la cabeza. Definitivamente no me equivoqué, mi madre, como siempre después que me mudé, está en su  actividad favorita del día: acosarme por teléfono. —He estado esperando tu llamado, pero como no lo has hecho...he decidido llamarte.

—Como cada noche lo haces, madre.

—Porque tú, siendo MI hijo, no me llamas. —Y ahí estaba, lo que sabía que en cualquier momento iba a aparecer y resurgir: su manipulación "maternal", o como yo le llamo: "la forma más práctica de echarme en cara que he decidido alejarme de la familia".

O mejor dicho, de ella.

—He estado sumamente ocupado, Danna.

Escucho un gruñido al otro lado de la línea y sonrío divertido. Mi madre odia que le llame por su nombre, aunque ella aun no supera que me haya ido de casa.

Y eso que eso pasó ya hace más de 290 años.

Miro mi alrededor, y me siento a gusto donde estoy, esta es mi casa. Y la de la gente como yo.

Mi casa.

Yo construí esta casa para proteger a los míos.

Quiero decir, ¿Quien putas no construye una casa para cuidar a los suyos? Sé que todos tenemos limitaciones de algún tipo, pero eso a mí no me detiene.

¿Qué no puedo hacer mi casa en el mundo humano? Pues triste, porque la hago, la levanto y la mantengo.

Así ha sido siempre.

Y con el pasar de los años.

Aún escucho a Danna quejarse por el teléfono, y solo rezongo una respuesta, ya sea una afirmación o negación. Me da igual.

No quiero volver a su casa.

Ese lugar es un jodido infierno.

Muy literalmente.

—¿Eso significa que vas a venir de visita?

Oh no...¿Qué diablos entendió ella?

—No mamá. No voy de visita, lo siento. Estaba...rezongando porque estoy vigilando las afueras de la mansión.

Y como esperé, mi madre empezó a armar otro show dramático por teléfono.

Suspiro cansado; odio toda esta porquería. Que se me imponga algo, el alboroto, lo podrido de la vida... En fin, todo. Y sobre todo odio la gente metiche que intenta ver por las rendijas de la valla de madera de las afueras, así como odio que mi madre haga un drama solo porque quiero quedarme aquí.

House of Wolves [W #01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora