IV:...You Wear Me Out

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Elena

La mujer frente a mí me ve con cara de preocupación y de repente, me siento pequeña e insignificante ante su escrutinio.

Esta se acerca mí y me ofrece su mano para levantarme. Niego amablemente y me levanto sola, a pesar de que mi rodilla duele como mil demonios.

Cuando al fin puedo pararme del todo, mi rodilla tiembla y mi cuerpo se va hacia un lado. El hombre –al que esta mujer llamó Johannes– me toma de la cintura para evitar que caiga y yo aguanto la respiración.

¡Menos mal no tocó mi piel!

Habría sido otro desastre.

Me separo un poco y dirijo mi mirada ante la mujer detallándola sin querer, esta es un poco más baja que yo, un poco regordeta y con cabellos castaños muy ondulados, los cuales se encuentran amarrados en un moño señorial. Sus ojos, de color café me ven de manera maternal y me producen un cálido dolor en el pecho, que de alguna manera es bienvenido. Su cara es ovalada y tiene pecas alrededor de su nariz respingona y mejillas llenas y sonrojadas. Sus labios son gruesos y me recuerda mucho al hada madrina de la cenicienta con esa bata de dormir de la época pasada.

—¡Oh niña! ¿Estás bien? —Hasta su voz suena maternal y una gran sonrisa de agradecimiento se alarga en mis labios agrietados. Niego con vehemencia y siento un pequeño resquemor en el cuello, que antes no estaba allí. Que raro...No recuerdo haberme golpeado o rasguñado allí hoy. —Pero por dios, niña. ¡Mírate lo sucia que estas! ¿Has comido algo siquiera el día de hoy?

Antes de que pueda responder, mi estómago emite otro rugido que se escucha por toda la sala iluminada con velas.

Un notorio sonrojo de vergüenza se extiende por mi rostro y escondo mi cara entre mis cabellos sucios y piojosos.

—No se preocupe por mí, por favor... Solo... Me pueden dar unos periódicos, o un hueco... Y podré estar tranquila... No quiero molestar...

—No molestas. —La voz fuerte y determinada de Johannes me hace levantar la vista hacia él y me muerdo el labio suavemente. Ante ese acto, sus ojos –que en definitiva, tiene las pupilas de un rojo oscuro e intenso– se dilatan y desvía su mirada hacia el otro muchacho que se encuentra tras la mujer. —Estás en mi casa. Margaret es de confianza y te ayudará a asentarte en la habitación de huéspedes del primer piso.

Margaret solo asiente y me toma del brazo. Me detengo de golpe esperando que las imágenes se muestren en mi cabeza, como siempre pasa, pero en este caso...No sucede.

No veo lo que esconde mi piel.

Y me siento totalmente agradecida por ello.

—¡Oye! En definitiva Gerard hizo muy bien salvándote, eres muy dulce. —Un chico alto y de tez morena y cabellos cortos notoriamente ondulados y de color castaño claro rojizo se acerca desde detrás de Margaret y toma un mechón de mi cabello. Sus ojos son de un azul intenso, casi llegando al gris, y no entiendo porque se me parecen conocidos de repente; su mandíbula afilada y pómulos rectos le dan un aspecto masculino y encantador que a cualquier chica enamoraría de repente.

Inclusive a mí.

Lástima que yo esté lo suficientemente rota como para siquiera considerarlo.

House of Wolves [W #01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora