XV: Another Broken Life That's Full Of All The Awful Things That I Made

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Gerard

Escucho ruidos a mi alrededor, los cuales a cada minuto, suben con más frecuencia.

Me cubro la cara con el brazo y me giro hacia el otro lado; sin embargo, siento que una mano me toma del hombro y me hace quedar boca arriba de nuevo.

—¡Hey, Gerard! ¡Levántate por dios! —La voz se intensifica y siento un golpe en mi brazo.

Auch.

Esa mierda duele.

Gruño entre la inconsciencia y siento como una fuerte luz me pega tras los párpados.

¡Joder!

¿Qué mierda está pasando?

—Deja...—Gruño a quien sea que me está fastidiando.

—¡Que te pares maldita sea, Gery! —La voz de Mickey en mi cerebro me está empezando a producir migraña.

Una...que presiento que después de que abra los ojos, no se va a ir.

La luz se intensifica tras mis párpados, al tiempo que una mano empieza a deslizarse por debajo de mi camisa, produciéndome un fuerte escalofrío en el pecho.

Un sentimiento...bastante conocido.

Mi corazón se detiene un par de latidos, cuando escucho una risa bastante...familiar.

Una que tenía mucho...sin escuchar.

E timpul te trezești, plânge iubito!

Su voz la escucho tan cerca, que casi la puedo sentir a mi lado, y una leve sonrisa melancólica se expande en mis agrietados labios.

Gud vad jag saknar henne!

—¡Oh vamos, Gerard! ¿Acaso no piensas ir a clases de aritmética?

Niego con la cabeza y ella se levanta de la sombra que le proporcionaba el tronco del árbol. —No creo, Astrid. Aquí estoy muy bien, gracias.

Ella rueda sus ojos y bufa por lo bajo. —¡Oh vamos! Si no te levantas de ahí, entonces no me queda de otra que actuar para levantarte.

Abro uno de mis ojos y la sonrío desafiante. —¿Ah sí? ¿Cómo?

Ella se cruza de brazos y se abalanza hacia mí, quedando a horcajadas sobre mi cadera. —¡Así! —Y sin previo aviso, ella comienza a hacerme cosquillas por mi abdomen y los costados.

Mi risa es estruendosa y me revuelvo contra el pasto del patio, para así tratar de quitármela de encima; no obstante, ella es más fuerte que yo, y se resiste a que la tumbe en el suelo.

—¡Joder! ¡Detente ya, mujer! —Las carcajadas de ambos empiezan a ser llamativas, pero no puedo pensar mucho en ello, teniéndola encima de mí y haciéndome cosquillas.

Un momento...

Ella está...

Me giro abruptamente y Astrid queda recostada en el suelo del patio, con las manos extendidas sobre las raíces del gran árbol.

Sí, ese jodido árbol todavía sigue aquí.

Me estabilizo y me siento sobre su abdomen con el cabello despeinado y la camisa del uniforme fuera del pantalón.

A simple vista, pareciera que estaría en alguna pelea.

Y en cierto modo...así es.

Una pelea, con ella.

House of Wolves [W #01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora