XVIII-VI: Stay Away!

144 16 40
                                    

Kurt

La vida me exige mucho y yo solo quiero morir un rato.

Pero un rato, que dure muchos siglos.

Entreabro los ojos poco a poco y me levanto como puedo, admirando todo el maldito desastre que hay en todo el cuarto.

¡Uhh! Y ni hablar del maldito olor a podrido de este lugar.

Me levanto de la colcha y me acerco a la ventana, admirando desde la altura de mi cuarto, toda la ciudad.

Toda la maldita ciudad.

El lugar en donde residen humanos e inhumanos ocultos por igual.

El lugar en donde él está.

Aquel, que con su sola existencia, me condenó a una vida de injuria y miseria.

Maldito Gerard Wood.

Ruedo la cabeza, haciendo tronar cada hueso de mi cuello y me separo de la ventana, encaminándome hasta la puerta de mi habitación para ver a Noir en la suya.

Allí lo puse apenas desperté, hace rato.

Aunque él, aún no ha vuelto en sí.

Sin embargo, lo que pasó...no fue normal.

Y eso es algo, a lo que no estaba preparado.

Pero de algo si estoy seguro...y es que eso no fue obra mía.

—¿Pero de quién?

Suspiro y la resequedad en mi garganta se hace más notorio, por lo que algo me dice que tendré que ir abajo por una botella de ron.

Y del más fuerte, por favor.

O sino, la resequedad de mi cuerpo me matará.

¡Ugh! ¡Necesito un maldito trago!

Abro la puerta de mi cuarto y escucho ruidos de voces en el pasillo, lo cual es un indicativo para mí, de que Sam llegó a ver a su hermano.

Tuve que llamar a su madre, ya que también hubo un detalle que me desconcertó apenas desperté y tomé la mano de mi viejo amigo.

Un pinchazo.

Alguien le pinchó con algo.

Y no quiero ni imaginar con que mierda fue.

Encuentro un guante de tela bastante viejo y sucio en la entrada de las escaleras y me lo pongo, para cubrir algunas de las marcas que me dejó el despertar con el sol pegándome en el cuerpo esta mañana.

¡Mierda!

Aún recuerdo el ardor que tenía en la cara y el brazo apenas desperté, ya que el gracioso que hizo esto, rompió las ventanas dejando así filtrar la luz del exterior.

Y con eso, quemarme algunas partes del cuerpo.

¡Maldito hijo de puta! 

Abro la puerta de las escaleras, ya que el ascensor no funciona desde hace mucho.

Debería pagar las facturas de luz un día de estos.

Sí, algún día lo haré.

Veo por la periferia de mi vista, una silueta sobresaliendo de la puerta del cuarto de Noir y las voces incrementan su volumen, dándome a entender que hay más de una persona en ese hueco, al que él llama "su habitación".

¿Qué?

Me quedo de piedra en la puerta y agudizo mi oído, para tratar de distinguir a los presentes.

House of Wolves [W #01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora