III: I'm Not Okey...

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Gerard

Aquí, afuera donde el aire consume mis huesos y alimenta mi espíritu, puedo ver como esta chica –la cual parece un cachorrito abandonado en la calle– está siendo consumida por el terror, la desesperación y el desconsuelo.

Sentimientos que conozco demasiado bien, para mi extensa vida.

Un hoyo se arma en mi pecho al ver a la pequeña rubia totalmente vulnerable ante mí, tan temerosa, tímida, asustada.

Pequeña, te entiendo demasiado jodidamente bien, como para querer dañarte... Como creo que ya lo hicieron.

Me agacho frente a ella, quedando así, a su altura y acaricio su mejilla con mi mano.

No me quiero quitar el guante, porque se dará cuenta de que no soy humano... Digamos que la frialdad de mi cuerpo –y de mi alma– no es tan difícil de soportar en un cuerpo humano.

Mi caricia nos sorprende y nos toma desprevenidos; ella ronronea un poco sin darse cuenta, y yo... Yo me muerdo el labio para así no caer contra su cuello e inhalar su sangre. Es un olor demasiado adictivo –a pesar de que la chica apesta un poco, y no he de culparla, siendo de la calle, como presiento que es, no tiene los recursos para poder darse un buen baño... O tener una cama cálida para descansar– e intoxicante, que apenas puedo resistirlo.

Aunque es su reacción débil y tímida, la que más me atrae a ella, la que me hace querer cuidarla, protegerla, y alejarla de esos humanos imbéciles que la han destrozado.

—Nunca permitiré que nada, escúchame bien, nada ni nadie te haga daño. Ni humanos, ni vampiros...ellos nunca te lastimaran ¿De acuerdo?

Ella asiente y se muerde el labio fuertemente, y con ese gesto,  definitivamente me encuentro en la peor lucha de mi vida: el querer morder su cuello y succionar su sangre....o el querer soltar ese labio y ser yo mismo quien lo muerda.

¿Qué diablos? ¿Qué te pasa Gerard? ¡Tan viejo y no pudiendo controlar tus hormonas! Me golpeo mentalmente, esto nunca me había pasado antes.

Bueno, sí... Una vez, hace mucho tiempo.

El solo pensamiento, me hace sentir como si un balde de agua helada cayera sobre mi cabeza y un gran dolor se instalara en mi pecho.

Un dolor que nunca se había ido, solo había estado dormido, para que cuando despertara, me matara la desesperación.

Aspiro hondo para poder respirar, ya que siento que me ahogo, y eso no es nada bueno en este momento.

La pena se junta con la ira del momento, y presiono mi mano contra el mango de mi bastón en el suelo.

Este sentimiento me quema... Arde en mis entrañas y aprieto los dientes. Toma todo de mí, para no perder el control y atacar a quien sea que se ponga en frente de mí.

Inclusive esta chica. Aunque por mi vida, juro que no le haré daño.

No mientras viva.

—Está bien... Me quedo...

Su voz. Ese tono angelical me toma desprevenido y mi dedo sigue acariciando su mejilla. Es mi única ancla con la realidad y me aferro a ella como si fuera mi salvavidas.

House of Wolves [W #01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora