Capítulo 17

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—¿Solo? —preguntó el barman, apoyado con un codo sobre la barra y con la barbilla descansando sobre la mano.

Un brazo apareció frente a la clavícula de Luke y lo tiró un tanto para atrás a la par que una mejilla se pegaba a la suya y un torso se le ceñía por detrás.

—Está conmigo.

—¿Qué?

Volteó el rostro y frunció el ceño. Las miradas se encontraron. El fuego que lo invadió fue tal que creyó que un agujero se había abierto en el suelo y el mismo infierno con sus llamaradas se lo había engullido.

—Tenemos que conversar.

El aliento a alcohol lo asaltó, pero detrás venía aquel aroma mentolado que casi lo hizo sucumbir a la estimulación de los sentidos y se tambaleó un tanto hacia esa boca que tenía tan cerca. Aunque, pronto, recobró la cordura.

—Tú y yo no tenemos más palabras que intercambiar. —El barman le tendió uno de los vasos largos, pero antes de que pudiera alcanzarlo, Macduff lo agarró y se lo bebió de un solo trago—. ¡Hey! Eso no era para ti.

Se volteó hacia él para encararlo y protestar por su conducta.

—Reggie ya ha tomado demasiado.

—Ella lo necesita para liberarse por esta noche.

Cuando llegó el segundo vaso, Macduff realizó el mismo procedimiento y se acabó todo el líquido rojizo de inmediato. Se bamboleó un tanto y se sostuvo contra él y la barra que quedó a su espalda mientras el barman lo observaba con el ceño fruncido.

—Luke, ¿está todo bien?

Tardó en contestar. El físico de Macduff se presionaba con el suyo y el calor que emanaba de este se mezclaba y fusionaba con el de su propia piel.

—¿Te llama por tu nombre? —rezongó el profesor al arrastrar un tanto las palabras.

—Soy regular aquí y —giró el rostro hacia el barman— sí, es un...

—¿Qué soy, Luke?

—No eres nadie.

Luke lo empujó con el hombro y se alejó, con rabia y sin bebidas. Se detuvo en una esquina, oscura y apartada de las personas que bailaban. Pensó que podría tener unos minutos para recomponerse y calmar las emociones a flor de piel, pero no fue así.

Una presencia se apostó delante suyo. No era mucho más alto, tan solo unos diez centímetros, no obstante, le costó no empequeñecerse y sostenerse en toda su altura.

—Te he visto en contadas ocasiones en los últimos años y nos hemos dicho un par de frases solamente —se justificó Macduff—. No he tenido ocasión de...

Luke se empeñó en no contemplarlo, por lo que se mantuvo con la vista enfocada a lo lejos, en la maraña de personas que danzaban, ajenos a ellos.

—Tuviste tiempo más que suficiente en cada uno de esos encuentros.

—¡Claro que no! —El hermano de Regan lo tomó por los hombros con tanta fuerza que estaba seguro de que tendría marcas sobre la piel al día siguiente—. Nunca hemos estado solos.

—¿Para qué demonios querías estar solo conmigo? —Empujó cada brazo que lo sostenía hasta liberarse.

La furia corría por todo él a una velocidad inaudita.

—Para decirte que... lo siento. —El cambio en Macduff lo asombró. De pronto, se desinfló como si se hubiera pinchado un globo con la punta afilada de una rama al flotar hacia el cielo—. Que aquella vez no tenía tan en claro mis emociones y, además, eras demasiado chico como para que te viera de otra forma. Eras Luke, el mejor amigo de mi hermana pequeña y, luego...

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