diecisiete; final: primera parte

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La cercanía entre TaeHyung y JungKook se intensificó aún más con el paso de los años.

TaeHyung prácticamente vivía en el apartamento del mayor, su ropa estaba apilada en tres cajones del ropero de la habitación principal. Además de parecerle cómodo, TaeHyung aprovechaba su estadía en la vivienda para llegar más temprano a la universidad.

El menor estaba en sus últimos años y entre las prácticas y el servicio social, apenas le daba tiempo para depositar un beso en la frente de sus retoños, quienes, hace apenas tres semanas habían entrado a prescolar y él no podía estar más orgulloso, muy al contrario de JungKook, quien no oculto su llanto en la entrada del jardín de infantes.

-¡Pero yo no quiero que se vayan, TaeHyung! -el grito desesperanzador de JungKook captó la atención del resto de los padres curiosos.

TaeHyung abrazó a JungKook y le empezó a reconfortar, sin embargo, el gesto se vió interrumpido cuando se escuchó a Soobin en la rejilla cerrada, gritando.

-¡Papi, sácame de aquí! -las manitas de Soobin estaban fuertemente agarradas de la barandilla.

Cuando JungKook escuchó la voz de su bebé, rompió el abrazo de TaeHyung y con fuerza lo aventó hacia un lado, fue hasta donde su pequeño y se arrodilló.

-Yo lo haré. -asintió con una sonrisa.

-Pero por supuesto que no -negó TaeHyung. -Vamonos, JungKook, mis hijos tienen que aprender.

-¿Tus hijos? Te recuerdo que fuí yo quien los cargo nueve meses -JungKook cruzó sus brazos, alzando su ceja derecha.

-¿Es su padre? -la educadora irrumpió. -Por un momento pensé que era usted el abuelo de los gemelos. ¡Mina! Corrige en la nota de contacto la información del señor Jeon.

La carcajada de TaeHyung hizo eco en el pequeño espacio, agarrando su estómago.

-Dios mío ¿Abuelo? Eso es nuevo.

Las mejillas de JungKook se encontraban torneadas de carmesí.

-¿Quién se cree?

TaeHyung negó y nuevamente abrazó a JungKook, dándole palmadas en su espalda. -Tranquilo, no te enojes porque podría subir tu presión.

JungKook lo empujó. -Eres un imbécil.

El mayor intentó olvidar el momento bochornoso que vivió con la ignorancia de la educadora buscado a su Soobin pero entre el percance y la información equivocada, el lugar ya se encontraba vacío, con todos los niños en su respectivo salón.

Oh, seguramente su pequeño demonio estaba llorando desconsoladamente en su salón.

-Siento algo en mi pecho, como si me hubieran arrebatado una parte de mí que ahora está en esas cuatro paredes, no sé si pueda sobrevivir a esta tristeza que nubla mis ojos, quiero llorar, los extraño, TaeHyung. -Confesó JungKook.

TaeHyung lo entendió. -Amor, solo serán cuatro horas.

Resignándose a esta nueva etapa, JungKook suspiró. -Lo sé.

El menor le sonrió y se acercó a él. -Ve el lado bueno de todo esto; Soobin y TaeHyung aprenderán muchas cosas, y yo te follaré toda la mañana para quitarte esa tristeza.

JungKook abrió la boca sorprendido.

-¡Eres un asqueroso! -el mayor se fue de ahí, pisando fuerte y TaeHyung solo pensó que la mañana sería beneficiosa para ambos.

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