quince; juntos

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Taehyung logró reconocer a los gemelos.

El risueño y más escandaloso era Soobin, mientras que el otro, Taehyung, siempre dormía y cuando despertaba miraba alrededor con cara nefasta.

Notó que sus hijos eran absolutamente lo contrario. Habían pasado once meses, sus frijolitos se convirtieron en un par de sandías rechonchas y sonrosadas. A medida que transcurría el tiempo, Taehyung vislumbraba el parecido entre los gemelos y él, y por supuesto, se sintió orgulloso al instante.

La semilla Kim era potente.

Lamentablemente eso molestaba a Jungkook.

—¿Cómo es posible que se parezcan a ti y no a mí? ¡Yo sufrí!

Jungkook cruzó sus brazos y escudriñó a Taehyung. No es que el más joven fuese feo, Taehyung tenía lo suyo; un par de ojos encantadores y una sonrisa ancha que, por supuesto, traía loco a todos, y a una persona en específico que Jungkook odiaba tan-.

No es para tanto, pensó un día, cuando una mujer "amablemente" le ofreció estadía a Taehyung en su hogar en caso de que se olvidasen las llaves y Jungkook no estuviera en su departamento. Y por si fuera poco, ella acarició el brazo de Taehyung y se frotó contra él sin pena alguna.

Vieja estúpida.

Pero en fin. No debería de interesarle; Taehyung no es nada suyo.

—Si se parecieran a ti serían unos niños llorones, ¿no lo crees? —Taehyung respondió. Jungkook rodó los ojos, bufando de frustración.

—Ajá, lo que tú digas —dijo y siguió picando la verdura. Esa noche cenarían todos juntos porque a Jungkook lo ascendieron en su trabajo y Taehyung sorprendentemente fue honorado como el mejor de su año.

Ambos estaban felices.

Transcurrieron treinta minutos y la comida ya estaba cociéndose a fuego en la estufa. Después de eso, Jungkook lavó sus manos y salió de la pequeña cocina para cerciorarse de que sus bebés estuvieran bien y al parecer si. Taehyung yacía sentado en el sofá grande, sus pies encima de la mesita y los gemelos parados al lado de él, jalando sus cabellos. El menor no rechistaba ni un poco.

—Dejen a su papi en paz —exclamó Jungkook dulcemente, el trío lo miró unos segundos pero rápidamente volvieron a lo suyo.

—No pasa nada, Kook, los gemelos solo están.... ¡Auch, Soobin! —se quejó.

—En realidad fue Taehyung.

—¿Yo? —cuestionó confundido.

Jungkook rodó los ojos y soltó una risa baja.

—No, Taehyung, tú no, el otro Taehyung —Jungkook fue hasta el mencionado y lo agarró en sus brazos, el pequeño se acostó en su pecho y suspiró.

Su pequeño hijo balbuceó un "Bababa".

—Lo sé, papi Tae es muy malo, creo que deberías de arrancarle cabello la próxima vez —sugirió. 

—¡Oye!

—Yo solo digo, si él me hace caso es responsabilidad tuya.

Antes de que Taehyung se defendiera, Jungkook entró de nuevo a la cocina para checar la comida, Taehyung lo siguió con Soobin en brazos.

—Se supone que debemos cuidarlos ambos —dijo Taehyung. 

—No como se debe pero lo hacemos, además, es común que los niños crezcan con padres separados —encogió sus hombros.

—¿Realmente quieres eso para ellos? Digo, no estaría mal vivir juntos durante los primeros años de su crianza.

Jungkook lo miró sorprendido.

—¿Estas sugiriendo que vivamos juntos desde ahora? —Taehyung asintió. —Bien. Pero no quiero que metas a esa vieja en mi casa.

Taehyung soltó una carcajada pero aceptó la oferta.

—Vaya, apenas llevamos viviendo juntos treinta segundos y ya comenzaste con tus celos, Jeon.

Jungkook bufó molesto. Él no estaba celoso, aunque semanas atrás, NamJoon y Jimin se lo dijeron al ver como Jungkook le lanzó miradas asesinas a su vecina cuando besó las mejillas de Taehyung en modo de agradecimiento por haberle prendido el televisor. Esos no eran celos, en su defensa, los gemelos estaban presentes y no quería que vieran esa asquerosa escena. Si, eso fue. Celos jamás, eso era tóxico y Jungkook lo odiaba.

Al parecer.

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