13. 85 horas

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Pensé que está vez sería una jornada de "trabajo" más calmada y "normal" pero algo siempre se tenía que joder.

Estaba abajo con Denver y Palermo cuando escuchamos unos ruidos arriba; gritos incomprensible y luego nada, absoluto silencio. Los tres compartimos miradas, Palermo quien era el más ansioso de nosotros intento avanzar

— Esas hijas de las remil putas —

— He,no, espérate — Denver le tapó el camino con su brazo y me miró — mejor ve tú Londres que somos de sangre caliente —

Bueno, al menos lo aceptaban. Asentí y con el arma lista por cualquier cosa empecé a subir las escaleras, iba a la mitad cuando me encontré con el rostro espantado de Estocolmo, ella quería hablar pero negué e interrumpí.

— Está bien, voy yo, asegúrate de que esos dos estén aquí abajo ¿Bien? —

— Por supuesto —

Seguí subiendo, ya no había voces en gritos o en tonos altos solo golpes de vez en cuando y luego silencio. Logré identificar rápidamente que esos ruidos venían de la oficina del teléfono rojo. Nada saldría bien de eso.

Intentando conservar la calma e imaginar el escenario menos alarmante abrí la puerta y entonces lo ví; Nairobi y Tokio apuntaban a Berlín que estaba amarrado a una silla, lo miré confundida, él sonrió burlón.

— ¿Vienes a la fiesta? Adelante pasa, que esto apenas empieza —

— ¿Qué chingados está pasando? — pude reconocer la intensión de Tokio en apuntarme y rápidamente levanté el arma. Nos apuntamos mutuamente mientras Nairobi seguía en Berlín.

— ¡He,he! ¡Para tía que es Londres! Estamos contra el patriarcado no contra nosotras mismas, joder —

— Londres ¿Estás con nosotras o en contra ? — me quedé en silencio, no entendía nada.

— ¿Y así apoyan el feminismo? ¿Apuntando a otra mujer? Vaya que no logro entenderlas —

— ¡Tú cállate que no estamos hablando contigo Berlín! — la interrumpí

— A ver Tokio, solo quiero saber que está pasando — dió un paso hacia mi

— ¿En contra o a favor? — me desesperé e hice exactamente lo mismo que ella mientras la puerta se cerraba detrás de mi.

— Yo no vine a jugar a las pistolitas que eso se los dejo a los idiotas sin cerebro, solo quiero saber que diablos está pasando ¿Por qué le apuntan a Berlín? Es más, para que no sientan que las amenazo — bajé el arma lentamente hasta que dejé de apuntar — ¿Lo ven? —

— ¡No! ¿Pero que haces? —

— Berlín, de los dos tú eres el que no puede ni moverse para escaparse de esto —

— Buen punto —

— ¿Me van a explicar? —

— Es un golpe de estado — empezó a decir Nairobi, bien, ella era la parte razonable y Tokio la que seguía órdenes. Podía manejarlo — No es un puto secreto que Berlín ha estado cagando todo con sus decisiones, que aislar a los rehenes, que dejar a Palermo a cargo, que pim que Pam ¿Y no es injusto? ¿Que pongan a cargo todo el tiempo a los hombres que piensan con la cabeza de abajo y no la de arriba? Ah,ah, no,no yo no lo permitiré así que esto se convertirá en un Matriarcado y yo tomaré el mando —

Me quedé en silencio, era un buen discurso y no estaba ni a favor ni en contra así que respiré hondo y sin importarme que Tokio me disparará avance un poco.

— ¿Y el Profesor lo sabe? —

— No, Berlín estaba por ayudarnos en el cambio al nuevo régimen ¿No es cierto? — Tokio ya no me apuntaba sino que cambio de rumbo hacia él. Sonrió.

Un nuevo castigo [Berlín]Where stories live. Discover now