Cuatro

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[Aitana]

Caminé aún en estado de shock hacia la cocina, donde mi pequeño había corrido, llegué y mi amiga me miró con sus ojos llenos de sorpresa.

-¿Es él? – Me preguntó y yo asentí con mi cabeza mientras temblaba – Amiga ¿cómo estás? – corrió hacia mí y me abrazó con fuerzas – Cariño, ve con el tío Benjamín – le dijo a mi hijo y él corrió alegre hacia su tío.

-No sé qué pensar, verlo me produjo tantas cosas que son imposibles expresarlas con palabras. Sentí cómo mi cuerpo lo extrañó, sentí como si mi corazón hubiera vuelto a latir. Algo totalmente extraño dado a que solo lo vi una noche. Me dijo que me buscó – dije suspirando mientras tiraba de mi pelo.

-Tal vez lo de ustedes sí es amor a primera vista – me dijo ella mientras me sonreía de forma dulce - ¿Y con Kilian?

-Kilian le dijo que su papá se llamaba igual que él, así que se dio cuenta que era su hijo – dije luego de suspirar – Ahí mismo entré en pánico, pero él se encargó de tranquilizarme. Me dijo que cenáramos los tres, en familia, y luego nosotros dos hablaríamos – mordí mi labio con nerviosismo y mi amiga me tomó de los hombros.

-Ve ahí, cena con ese bombón, se tú misma, permítele conocer a su hijo y a la mamá de su hijo. No pienses las cosas, déjate ser.

-Me puede sacar a mi hijo si quiere – le dije con los ojos llenos de lágrimas y ella me sacudió fuerte por los hombros.

-Te dijo que quería cenar en familia, creo que más que sacártelo, quiere recuperar el tiempo perdido con los dos. No seas tonta y ve con ese Adonis, que si no te lo voy a ir a robar – me dijo risueña.

-Tú estás casada – le dije señalándola con un dedo.

-Existe el divorcio – dijo alzando un hombro, restándole importancia, para que después las dos riéramos – Vamos, anda, y cualquier cosa me haces una seña y le pongo veneno en la comida – yo reí mientras negaba con la cabeza, para después dejarle un abrazo e ir en búsqueda de mi hijo.

-¿Dónde está Kilian? – le pregunté a Benjamín cuando llegué a su lado.

-Me dijo que iba con tu amigo – me señaló a Kilian sentado en las piernas de Einar mientras charlaban animadamente - ¿Pido una silla para Ki? – yo asentí con la cabeza y me encaminé hacia ellos dos.

-Mami, Einar vive en el bosque – me contó mi hijo y yo le sonreí con amor, amaba cómo hablaba - ¿Vamos?

-¿A dónde? – pregunté frunciendo el ceño, me perdí en la imagen de padre e hijo juntos.

-¡A su casa! – me dijo con obviedad y yo reí.

-No puedes invitarte solo – lo regañé.

-Yo los invité – me dijo Einar y yo lo miré con nerviosismo.

-Algún día cariño – le respondí a Kilian ante su insistente mirada, él me regaló una dulce sonrisa para después bajar de las piernas de Einar y caminar hasta mí - ¿Ya saben que van a pedir? – les pregunté.

-¡Hamburguesas! – dijo feliz Kilian y yo negué con mi cabeza.

-Almorzamos hamburguesas hijo, debes comer verduras. A parte estoy segura que hoy comiste toda la tarde cosas dulces, luego va a dolerte la pancita – mi bebé me miró con su ceño y boca fruncida, esa carita que hacía cada vez que estaba en desacuerdo conmigo.

-¡Hamburguesas! – se quejó con capricho y yo lo miré alzando una ceja.

-Vas a comer verduras Kilian – sentencié.

Una Humana para el AlfaWhere stories live. Discover now