Diecinueve

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[Aitana]

Exactamente dos días habían pasado desde mi conversación con Einar y tres días del "ataque", me había despedido de mis padres y de mis amigos, anunciándoles que me iría de vacaciones a la casa de Einar, sin embargo sabía que tarde o temprano viviríamos en Alaska, aunque ya habíamos hablado que una vez que se solucionen los ataques volveríamos a Seattle, porque yo no podía irme de un día para el otro de mi ciudad, tenía mi trabajo y debía dejarlo de forma responsable.

Estábamos en un aeropuerto privado, subiéndonos a un jet, mi hijo estaba muy emocionado por viajar en avión y no paraba de dar saltitos a nuestro alrededor.

-Papi este avión es muy lindo – dijo mi hijo mirando todo dentro del mismo.

-¿Te gusta cachorro?

-Sí – dijo asintiendo con su cabecita - ¿por qué no hay más gente? – preguntó frunciendo el ceño, Einar y yo reímos con disimulo.

-Porque el avión es nuestro y solo viajamos nosotros – le explicó y sus ojos y los míos se abrieron ampliamente.

-¿Tuyo? – pregunté abriendo mi boca con impresión.

-Nuestro – aseguró y no pude evitar regalarle una sonrisa de tonta enamorada.

-Alfa – una azafata con un conjunto muy apretado que dejaba poco a la imaginación, se acercó a Einar y tocó su brazo con confianza, él se giró a mirarla frunciendo el ceño y yo alcé una ceja en su dirección.

-Es hora de ponerse los cinturones, ya estamos por partir – dijo y Einar se movió de su lugar.

-Bien – tomó la mano de mi hijo para acomodarlo en un asiento, abrochó su cinturón de seguridad y luego se acercó a mí para abrochar el mío, para después sentarse en el medio.

-¿Estás bien campeón? - le preguntó a mi hijo quien miraba entretenido afuera, él solo asintió con la cabeza sin prestarle atención. El avión comenzó a moverse y sentí como mi corazón latía con rapidez, Einar tomó mi mano y la llevó a sus labios para depositar un tierno beso allí – Todo está bien cariño.

-Odio el despegue y el aterrizaje – hice un puchero que Einar inmediatamente besó.

-Sabes que no dejaré que les pase algo ¿verdad? – yo asentí suavemente con la cabeza, aun sabiendo que si el avión se caía él no iba a poder hacer nada.

Cuando el avión se estabilizó en el cielo pude respirar con tranquilidad. Nuestro hijo no hacía más que mirar por la ventana y señalarnos con emoción como su ciudad se hacía cada vez más pequeña.

-¿Quiere algo para beber o comer Alfa? – preguntó la azafata poniendo sus tetas prácticamente en la cara de Einar, no pude disimular mi desagrado, y sentí como él se pegaba aún más a su asiento.

-Espacio – dijo apretando su mandíbula, ella se alejó medio centímetro - ¿Quieren algo?

-¡Un juguito! – dijo emocionado Kilian, ajeno a toda la situación y Einar le sonrió.

-Que te alejes de mi Alfa – dije de forma seca, no lo había podido contener ni por un segundo, vi de reojo como Einar sonrió, y la azafata se giró para echarme una mirada despectiva, Einar tensó todos sus músculos y yo busqué su mano para tranquilizarlo, no quería que interfiriera

-¿Tú Alfa? – dijo de forma burlona la loba.

-Mío – dije de forma posesiva con una sonrisa de suficiencia, no sé de dónde había salida esta nueva yo, pero quería dejarle muy en claro que el hombre que estaba a mi lado era completamente mío. La azafata fue a abrir su boca, pero yo levanté mi mano impidiéndole hablar - Tráele el juego al futuro Alfa, un vaso de Whisky para MI Alfa y para tú Luna algo para comer – dije recostándome en el pecho de Einar, él no tardó en rodearme con sus brazos. La chica se quedó mirándonos quieta en su lugar, sin poder creer lo que veía y escuchaba.

Una Humana para el AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora