Doce

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[Aitana]

Esa mañana a las ocho en punto fui a llevar a Kilian al jardín de infantes, y después manejé hasta el hotel donde se alojaba Einar. Allí dejé mi auto para subirme al de él, Einar quería contarme algo, estaba muy misterioso y yo no podía sentirme más nerviosa. Él iba con ambas manos en el volante, sus nudillos estaban blancos de tanto que los apretaba, todos y cada uno de sus músculos estaban en tensión, su boca la llevaba en una fina línea, y no se había girado ni una vez a verme. El silencio reinaba entre nosotros dos, solo se escuchaba la música de fondo, y toda esta situación aumentaba aún más mis nervios. Noté como nos alejábamos de la ciudad, y después de varios minutos dobló en un camino poco marcado, a los pocos minutos comenzamos a adentrarnos a una especie de bosque, yo fruncí el ceño y lo miré.

-¿Me vas a contar que eres un asesino y vas a matarme? – le pregunté bromeando, intentando alivianar más el ambiente del auto.

-No podría vivir sin ti – me contestó sin cambiar su postura, yo suspiré y me dediqué a mirar los árboles, hasta que paramos en un lugar, en el medio de la nada, pero donde un hombre nos esperaba, yo fruncí mi ceño y miré hacia Einar.

-¿Qué hacemos acá?

-Espérame un momento dentro – me dijo y lo vi bajar del auto, charló por unos minutos con ese hombre, Einar le entregó la llave del auto y después lo rodeó para abrir mi puerta – Baja – me ordenó y yo fruncí el ceño, no me gustaba el tono de voz que estaba utilizando, él lo notó y suspiró – Lo siento, es... estoy nervioso – dijo rascándose la cabeza y yo le sonreí, mientras comenzaba a bajar.

-Está todo bien – le dije, para después abrazarlo, él me apretó aún más a su cuerpo, como si no quisiera soltarme nunca.

-Vamos – se separó de mí para después tomar mi mano y comenzar a caminar, adentrándonos en el bosque, yo me aferré a su mano y le seguí el ritmo, hasta que dejó de caminar en un claro.

-Pensé que al menos iba a haber un lago, una cascada, un precipicio donde haya una vista hermosa. Solo veo árboles – bufé mirándolo con diversión.

-Lo siento, en otro momento te llevo a ver paisajes, ahora tenemos que hablar de cosas importantes – me dijo serio.

-Lo podríamos haber hecho en mi casa – dije alzando un hombro mientras miraba a mí alrededor, hasta que encontré un árbol caído y caminé hasta él para sentarme.

-Por algo te traje acá Aitana – miré cómo no cambiaba su seriedad y suspiré, debía ser grave lo que tenía que decirme, un millón de posibles cosas se me cruzaban por la cabeza.

-Entonces deja el misterio y comienza – ambos nos sentamos en el tronco, mirándonos a los ojos, hasta que él suspiró y desvió su mirada de mí.

-Lo que te voy a decir no es fácil de contar – volvió su mirada a mis ojos y comenzó a estudiar cada una de mis facciones – seguramente piensas que es una broma, pero todo lo que voy a contarte es real, te lo juro. Y necesito que escuches todo, por más descabellado que suene porque todo lo que voy a contarte tiene que ver también con Kilian.

-Se me dificulta solo escuchar, y más cuando estoy nerviosa, pero prometo hacer el intento, y también intentar creerte – dije sonriendo nerviosa. Einar se acercó a mí, dejó una caricia en mi mejilla con anhelo y besó brevemente mis labios.

-Realmente espero que no me tengas miedo – dijo en un susurro.

-¿Eres mafioso? – pregunté inconscientemente, él frunció su ceño y rió.

Una Humana para el AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora