Dieciséis

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[Aitana]

Mi cabeza no paraba de pensar una y otra vez en todo el lío de los hombres lobos, en la manada de Einar, en tener que irme de mi ciudad, alejarme de mi familia, dejar mi trabajo. Realmente no me gustaba el pensar en irme de mi ciudad, pero entendía que Einar no podía dejar a su pueblo, así como entendía que Kilian necesitaba de la manada para crecer.

-Estás muy callada – me susurró Einar mientras los tres íbamos en su auto.

-Mi cabeza ahora mismo está hecha un lío – susurré mientras me aferraba más al cuerpo de mi hijo y dejaba un beso en su cabeza.

-¿Quieres preguntarme algo? ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte? – me preguntó casi con desesperación, yo suspiré y negué con la cabeza.

-Me siento muy cansada mentalmente

-Los dejo en tu casa y me voy ¿sí? Mañana llevo tu auto – me dijo y yo no respondí, una parte de mí necesitaba que se quede con nosotros, pero otra parte de mí necesitaba estar sola, no sabía realmente lo que quería.

El resto del viaje fue en silencio, ninguno dijo nada, supongo que él estaba tan sumergido en sus pensamientos como yo lo estaba. Cuando llegamos estacionó el auto, se bajó y me abrió la puerta, tomó a Kilian en sus brazos y juntos caminamos hasta la casa.

-Déjalo en mi cama por favor – le pedí suavemente y él asintió, perdiéndose en las escaleras que llevaban a mi dormitorio, Kilian estaba profundamente dormido.

Diez minutos después bajó suavemente las escaleras y se paró frente a mí.

-Mañana hago que te traigan el auto – susurró, y pude sentir el dolor que estaba conteniendo. Yo asentí con mi cabeza y lo abracé, dejando mi cabeza justo sobre su corazón, amaba escuchar cómo se aceleraban sus latidos con solamente abrazarlo. En ese momento, sintiendo toda esa paz, tuve muchas ganas de olvidarme de todo y pedirle que se quede con nosotros, pero también sabía que necesitaba realmente estar sola para poder pensar en todo.

-Mañana traes tú el auto – le susurré – junto con tus cosas, para que puedas quedarte con nosotros. Necesito un momento sola Einar – me separé un poco de él para poder mirarlo, pero aún me mantenía abrazándolo - esto no significa que te esté rechazando o alejando, significa que necesito un momento para mí, para pensar e intentar entender todo lo que va a cambiar nuestras vidas de ahora en más. Podría dejar que te quedes hoy con nosotros, pero sé que yo no voy a estar del todo bien, si me entiendes ¿verdad? – pregunté mirándolo a los ojos y él asintió suavemente.

-Te entiendo pequeña – dijo apoyando una de sus enormes manos en mi mejilla derecha – Te entiendo – volvió a susurrar y se acercó a dejarme un beso en mi frente – Hasta mañana, no dudes en llamarme si necesitan algo Aiti – me pidió y yo asentí, para después dejar un suave beso en su mejilla.

Cuando Einar se fue, me decidí por subir a mi habitación, le coloqué el pijama a Kilian y lo acomodé bien en mi cama, para después tomar mi pijama y meterme en el baño. Necesitaba una ducha, seguro lograría calmarme, acallar un poco mis pensamientos.

Sentía como el agua caía sobre mi cabeza, y yo no podía parar de rememorar la imagen de Einar convertido en su lobo, su pelaje negro azabache, sus ojos rojos que me demostraban tanto amor. ¿Cómo será el lobo de mi bebé? Aún me costaba asimilar que Kilian era o iba a ser un lobo, ¿sería negro como su papá? ¿Cuándo se transformaría?

¿Cómo sería la manada de Einar? ¿Cómo se tomarían ellos que su Luna era una simple y frágil humana? ¿Podría realmente ocupar ese puesto tan grande? Suspiré realmente frustrada y cerré el grifo, me envolví en la toalla y me sequé rápidamente, para ponerme el pijama y correr hacia los brazos de mi hijo, seguramente allí encontraría algo de la paz que necesitaba.

Una Humana para el AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora