Epílogo

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Margarita da un sorbito al té, mojándose ligeramente los labios rosados. Mantiene la taza de porcelana blanca y motivos verdes y azules justo delante de la boca mientras cavila. Después de unos segundos parece decidirse y devuelve la tacita a su correspondiente plato, igualmente decorado. La dama se levanta y se alisa el vestido —uno rojo oscuro con tanto forro y vuelo que sofocaría a cualquier humana que lo vistiese. Pero no a Margarita. Margarita no pasa nunca calor. Ni tampoco frío.

Sale de la antecámara, que de pequeña compartía con su hermano pues sendas habitaciones comunicaban de ese modo, y se dirige al jardín, donde supone que encontrará a Leo. Efectivamente, su hermano lee a la luz de las estrellas bajo el enorme sauce que vigila la mansión desde hace cientos de generaciones. Leo la oye acercarse; pero no despega la vista de las palabras del libro ni siquiera cuando su hermana le habla.

—Lo he decidido —le dice, todavía a unos cuantos metros de distancia—. Voy a hacerlo. —Ante su falta de respuesta continúa, aclarando—: El retrato. Voy a hacerlo.

—¿Ah, sí? No me digas.

—Sí, presiento que esta vez será diferente. Lo conseguiré, hermano. Podré verme por fin. Podré verme como quien soy y no por cómo me ven.

—Eso has dicho las últimas veces, y mírate, aún con la esperanza de que eso pase. Asúmelo, hermana, eres lo que eres por más que no quieras serlo.

—Siempre tan aguafiestas.

—Será la última oportunidad. Si después de acabar con este vuelves a pedirme...

—No lo haré

—... que te consiga otro maldito pintor, quemaré todo rincón de esta puñetera casa.

—Tampoco te pongas agresivo.

Leo sabía que le iba a pedir eso mismo. Siempre igual desde hacía décadas. Esta vez sería una mujer de gran reputación.

También presentía que iba a ser distinto.

A lo mejor ni siquiera necesitaría matarla

...

A unos cuantos kilómetros de distancia, una tal Olga, pintora de profesión, se sacudía en sueños. Un sueño.

Soñaba con unos ojos azul cielo.

Un retrato para MargaritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora