Un libro de memorias convincente y sincero que detalla la vida de Jackson en reclusión, por los guardaespaldas que lo acompañaron en sus últimos días, con una nueva introducción para conmemorar el décimo aniversario de la muerte de Michael Jackson.
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Nota de MJM3-Reading: El hombre al lado de Michael en la foto de arriba es quien fuera su médico personal durante sus últimos meses de vida; el Dr. Conrad Murray.
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En el cambiante panorama racial de la década de 1960, el éxito de Motown Records fue impulsado no sólo por el talento de sus artistas, sino también por el genio del marketing de su propietario y fundador, Berry Gordy. Gordy tomó cantantes y artistas negros y pulió sus imágenes públicas a la perfección, haciéndolas "seguras" y apelando a públicos blancos, que acudieron en masa a las tiendas de discos y compraron los discos del sello los millones. Los Jackson, una familia de obreros muy unida, que asisten a la iglesia, fueron candidatos principales para uno de los cambios de imagen característicos de Gordy: prueba viviente del éxito que esperaba a las familias negras trabajadoras en America.
Esta historia cuidadosamente empaquetada tuvo la ventaja de ser al menos parcialmente cierta. Joseph Jackson, un operador de grúa en Inland Steel en East Chicago, canalizó su amor por la música en sus hijos, y su implacable ambición arrancó a su familia de circunstancias aparentemente imposibles en la tierra del sur de California. Sus hijos, guapos, sanos y educados, habían compartido una litera triple en un dormitorio individual y ensayado horas todos los días después de la escuela, evitando problemas.
Las hijas de Jackson, Rebbie, La Toya y la bebé Janet, eran lindas y precoces y prometían ser estrellas algún día en su derecho propio. Katherine, la firme matriarca de la familia, era un miembro devoto de la fe de los testigos de Jehová que había criado a todos sus hijos para que fueran buenos y temerosos de Dios. Detrás de esa imagen, como ocurre con todas las familias, se esconde una realidad más complicada. Años más tarde, se revelaría que Joe no sólo presionó a sus hijos, sino que también abusó físicamente de ellos, golpeándolos con cinturones y cables eléctricos para la más mínima infracción.
Joe también era un mujeriego en serie que usaba su nuevo éxito en la cama con un flujo constante de admiradores dispuestos. En 1974, fue padre de una hija fuera del matrimonio y mantuvo a su segunda familia en secreto durante años. En más de una ocasión, animada por sus hijos, Katherine Jackson solicitó el divorcio, pero luego rescindió las peticiones a instancias de su iglesia, que desaprueba la práctica. Katherine y Joe permanecieron legalmente casados pero llevaron vidas separadas de facto. La mayoría de los niños de Jackson se embarcaron en desafortunados matrimonios tempranos, algunos antes de los dieciocho años, en gran parte para salir de casa y estar lejos de su padre.
