Capítulo 2 Parte 2

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El hijo menor de un poderoso oficial militar estaba descansando y jugando con su iPad en una reposadera de tela ubicada en una glorieta de madera con forma octogonal en medio del exuberante jardín. Su celular había sido sacrificado a propósito. Después de haber escapado del tío Choi, el guardián elegido por su madre días antes, llegó a casa en un taxi con la excusa más tonta que pudo inventarse.

'Me encontré con un amigo en la cafetería. Él quería presumir su nuevo auto así que lo acompañé a hacer una prueba de manejo'.

Jing Tong escudriñó a su hijo de pies a cabeza. Quería castigarlo cuando escuchó la siguiente oración.

'Me detuve en la gasolinera y estaba a punto de llamarte, pero accidentalmente se me resbaló el celular y cayó por el drenaje' le mostró la evidencia, la pantalla del teléfono oscura, húmeda y cubierta de suciedad.

Ella no le creía, pero como su hijo había regresado ileso lo dejó pasar. Aun así, le prohibieron salir de la casa y sufrió una serie de sermones por parte de su madre sabiendo que ella estaba preocupada por él.

Zhan giró perezosamente de izquierda a derecha. Después de un momento apagó el juego y presionó sobre el navegador para buscar algo. Los delgados dedos escribieron casi automáticamente.

…Fundación Saeng Thong.

Leyó la información y vio que no había nada más que el enunciado con la misión de la fundación. Hizo clic en las palabras 'maestros voluntarios' y frunció el ceño asombrándose cada vez más en cuanto más leía. Ese era un mundo diferente…un mundo del que alguien nacido en un lecho de rosas como él nunca había sido parte. Nunca se había dado cuenta que había tantos jóvenes que querían realizar trabajos voluntarios para ayudar a otros sin recibir nada a cambio.

“Falsos” se burló con desprecio y optó por creer en lo que siempre había creído.

Escuchó la voz de una criada llamándolo viniendo del exterior del jardín. Ella salió corriendo de la casa con un teléfono inalámbrico en la mano diciéndole que tenía una llamada de Ayanga. El futuro médico estaba llamando al número de la casa ya que Zhan no había tenido oportunidad de salir de casa para comprar un nuevo celular.

“Hola Ayanga ¿Qué tal?” dijo aburrido.

“Estoy llamando solo para escuchar las quejas del bebé llorón” Ayanga se rio entre dientes cuando el más joven lo maldijo.

“¿Estás llamado solo para molestarme? Te colgaré ahora” estaba a punto de cortar la llamada, pero el otro hombre se opuso.

“Espera, no me cortes. Quería decirte que la próxima semana tendré días libres y estaba pensando en llevar a alguien a comprar un nuevo celular”.

“¿Vendrás a Beijing? ¡eso es genial! Estoy aburrido hasta los huesos” solo Ayanga podía rescatarlo de su madre.

“Pero primero ¿No tienes algo que confesar?”

Ayanga cambió de tema. Jing Tong le había contado sobre la 'fantástica historia' del pequeño sinvergüenza que incluso presentó pruebas de apoyo. Sin embargo, Ayanga no se creyó la historia, la prueba era solo un teléfono inteligente, algo que un hijo millonario como Zhan podría destruir y reemplazar fácilmente.

“No… nada” la respuesta se escuchó débil.

“¿Qué es lo que me estás ocultando? Espero que no estés pensando en hacer algo malo otra vez”

Zhan se mordió los labios casi lo suficientemente fuerte como para hacerlos sangrar. Odiaba cuando alguien lo sorprendía con las manos en la masa, maldición “No estoy haciendo nada malo, si no me crees no puedo hacer nada”.

Un cuento de mil estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora