Un cuento de mil estrellas

Capítulo 11

Debido a que la escuela fue incendiada, el maestro y los estudiantes tuvieron que cancelar sus clases. Khama Zi Teng se había puesto en contacto con la fundación para solicitar nuevos equipos de enseñanza y libros de texto, aunque le habían dicho que tardarían un tiempo en conseguirlos. Mientras tanto, lo único que podía hacer el maestro voluntario era diseñar una nueva escuela para que los soldados y los aldeanos pudieran conseguir la madera para construirla en los próximos días.

No eran muchos los niños que vivían en la montaña y obtenían el permiso de sus padres para venir a la escuela, solo algunas decenas. Sería una pérdida de tiempo y un desperdicio de mano de obra construir una escuela excesivamente grande, por lo que Zhan empleó la estructura anterior como base de su diseño, pero la mejoró para que fuera más sólida y para que no requiriera mucho mantenimiento.

El estudiante de ingeniería suspiró y rodó sobre su colchón, trazando líneas en una hoja de papel. Si tuvieran suficiente presupuesto, pediría ladrillos refractarios junto con materiales mixtos de fibra de vidrio. Eran resistentes a cualquier fuego que se les prendiera y durarían para siempre.

Zhan sonrió a los dos soldados que pasaron de vigilar la escuela a vigilar su cabaña. Mientras patrullaban por su alojamiento, vio a dos hombres con transportadores de comida y un racimo de plátanos caminando por la ruta que atravesaba la aldea. Khama Zi Teng lo estaba saludando mientras otro joven desconocido levantaba las manos en un saludo.

El chico de la ciudad se levantó rápidamente para aceptar el saludo con torpeza. El jefe de la aldea no dejo que el otro hombre adivinara quién era su acompañante e hizo una presentación.

"Maestro, este es mi hijo, Ji Li. Está tomando un descanso antes de los exámenes, así que regresó a casa".

Zhan recordó que Zi Teng le había hablado del hijo que iba a una universidad en la ciudad. No parecía tener más de 18 o 19 años, o era solo unos pocos años más joven que él. Recibir un saludo de una persona solo un poco más joven que él lo ponía un poco nervioso.

"Buenos días maestro Zhan. Fui al bosque con mi papá esta mañana, así que pensé que un racimo de plátano cultivado sería bueno para ti". Ji Li dijo cordialmente. Su hermoso rostro estaba adornado con una sonrisa sincera como la de su padre.

El hombre en la cabaña miró el racimo de plátanos, no solo un plátano sino un racimo completo, que no podría terminar incluso en una semana y sonrió tímidamente.
"Mu...muchas gracias. Pero por favor llámame hermano. No tienes que llamarme maestro."

El joven accedió a hacerlo, siguió a su padre hasta el espacio debajo de la cabaña y puso los plátanos en la litera. Recorrió con la mirada los artículos de primera necesidad comunes utilizados en la aldea que tenían una señal de uso y se volvió para susurrarle a su padre.

"¿Sabe cómo usarlos?" Había estado en la escuela en el centro de la ciudad desde que era un niño, pero tenía la creencia de que la gente de la ciudad estaba modernizada y tenía una forma de vida diferente a la de la gente del interior del país como ellos.

"No al principio, pero ahora es hábil". Khama respondió en el dialecto nativo porque temía que el maestro que estaba tomando papel de dibujo y bajando las escaleras los escuchara hablar a sus espaldas.

"Mi esposa hizo pollo a la parrilla y arroz glutinoso hoy. Tomé un poco para ti". Zi Teng abrió el pinto inoxidable, revelando pollo cuidadosamente cortado y arroz caliente, y la salsa en el nivel superior. "Sumérgelos en esta salsa jaew*. Te prometo que no está muy picante".

"Muchas gracias. Aunque podría comer un poco de omelet". Dicho eso, Zhan estaba salivando al ver la aromática comida frente a él.

"Es aburrido comer omelet y verduras fritas todos los días. Si quieres algo, házmelo saber. ¡Mi esposa puede cocinar cualquier cosa!" Dijo Zi Teng generosamente. Le estaba ofreciendo su comida al joven a pesar que el maestro nunca se la había pedido, ni una sola vez.