«---No habrá día en el que yo me incliné ante una persona como tú, te llenas la boca de falsas palabras, no eres bueno, no ayudas a nadie, solo piensas en ti, no eres caritativo ni piadoso y por sobre todo.. Tú no eres mi rey."
Rey Mean Phiravich es...
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Miró al chico en su propia cama, dormía plácidamente entre el montón de almohadones y parecía bastante tranquilo, esperaba que pudiera reponerse con rapidez..
No lo conocía, apenas sabía que era un príncipe al igual que él. Su nombre era Plan y era el único omega de la dinastía Rathavit. Su reino estaba más a las montañas, según le contaba su madre, la reina segunda Yuhan, éste era amplio, no tanto como el suyo, pero era lo suficientemente grande para albergar a un sin número de alfas, omegas y Betas. Eran una potencia, su reino de había edificado desde el inicio de los tiempos, en los pergaminos antiguos de sus antepasados los Rathavit siempre habían existido, incluso cuando su majestad el Rey zanook primero había llegado desde aguas muy lejanas a la costa, donde con rapidez habían colonizado y asentado, razón por la que algunas personas creían que los Rathavit eran los verdaderos reyes, por elección divina más que por la conquista.
Fluke dejó de lado sus lecciones de historia centrándose más en el presente. Miró a su huésped, cada rasgo físico, su cabello negro y su piel pálida, apostaba a que era por el clima frío, muy diferente al de ese lugar que al estar frente al mar era más caluroso. Sabía que él contrario era mayor un par de años y sobre sus diversas obras de caridad, pero lo que más le gustaba era la idea de que si su hermano se casaba con él y tendrían bonitos cachorros. Tal vez era un anticuado pero amaba esas historias donde alfas y omegas encontraban sus parejas destinadas y eran felices para siempre, quería vivirlo también, pero lo deseaba más para su hermano que aunque era un Rey fuerte ya había sufrido mucho.
Miró a su acompañante, un omega de cabello casi rojizo que había sido traído desde muy lejos, su presencia era reciente sin embargo había demostrado que podía cumplir con cada tarea que le era encomendada, razón por la que le había tomado confianza. Miró el sol de la tarde por la puerta de su balcón, faltaría un poco para la hora de los alimentos y las criadas no llegaban con los alimentos del noble omega.
Fluke era el mayor de los hermanos, si bien era alegre y educado, tenía su lado serio y demandante razón por la cual se molestaba en exceso que tardarán más de lo debido con sus deberes.
---Mino---Le habló al joven omega que de inmediato acudió a su presencia---Iré a supervisar los alimentos del príncipe, quedate con él y cuidalo.
---Como lo desee su alteza---Pronunció el a la vez que doblaba las rodillas a la salida de su señor. El príncipe tocó la puerta y las betas encargadas de la entrada abrieron la puerta con rapidez inclinándose hasta que salió, dejando tan solo su aroma a vainilla que se concentraba al ser su alcoba.
El omega de cabello rojizo y olor a mandarinas dulces permaneció de pie, no miró más allá de su pies concentrado en el tapiz del piso aunque ya lo había visto muchas veces. Odiaba con locura quéderse parado sin hacer nada, el prefería ayudar a limpiar aposentos, cocinar u incluso ir a los baños, aunque era feliz de servir a un príncipe como lo era Fluke, también extrañaba su vida familiar.
