«---No habrá día en el que yo me incliné ante una persona como tú, te llenas la boca de falsas palabras, no eres bueno, no ayudas a nadie, solo piensas en ti, no eres caritativo ni piadoso y por sobre todo.. Tú no eres mi rey."
Rey Mean Phiravich es...
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El príncipe Plan había crecido a lo largo de los años, un omega bendecido con gracia y belleza que lo hacían famoso entre países, aldeas y personas, siendo parte de una de las Dinastías más antiguas.
Los sacerdotes creían en la pureza de su sangre, asegurando que eran reyes por elección de la diosa luna.
Apesar de que su infancia había sido marcada por las interminables pesadillas sobre la muerte de sus padres, había dejado de lado su dolor para ayudar a quienes que lo necesitaban.
Cuando el sol salió con todo su esplendor él ya se encontraba sentado sobre la cama en la habitación que le habían brindado para su estadía en el Reino amigo donde se encontraba.
Días atrás mientras tomaba el té con su hermano el Rey Gong, el primer ministro un alfa anciano que solía ser amigo de su padre, les había informado acerca de una terrible tormenta que había azotado el reino de los Tanapon, y aunque el viaje sería agitador en extremo para el poder ayudar valía la pena, y no dudo en ofrecerse para ir como representante de su hermano para ofrecer una mano.
Y después de insistir por mucho tiempo, el rey Gong había aceptado dejarlo ir con la compañía de una docena de guardias imperiales y su séquito de sirvientes personales. Plan no pudo estar más feliz y después de darle un abrazo a su hermano, había ordenado que prepararán todo un cargamento de comida, prendas y objetos esenciales para todos los damnificados del reino.
Sabía que después de un desastre de tal magnitud, las cosas no irían del todo bien y estaba dispuesto a llevar lo que fuera necesario.
Escucho el ruido de su puerta ser abierta de par en par, aunque las cortinas del dosel de su cama no estaban corridas sabía a la perfección que se trataba de su ayudante principal.
---Buenos días príncipe---La aniñada voz de Saint, el omega que siempre lo acompañaba anunció que el día comenzaba, las cortinas fueron corridas por un par de manos, con movimientos suaves fueron abiertas hasta dejarlo ver por completo la habitación.
Junto a la puerta había tres jóvenes con la cabeza gacha mientras sujetaba charolas con distintos objetos.
---Buenos días a todos.---Saludo frotando sus ojos con ambos puños para aclarar su visión.
---Buenos días su majestad--- Respondieron haciendo una reverencia al mismo tiempo, Saint sonrió al saber cuánto le frustraba al príncipe que lo tratarán como si fuera una deidad y se permitió ver su cara de aburrimiento.
---Pueden dejar todo eso sobre la mesa e ir a hacer sus deberes, no necesito ayuda para vestirme---Dijo amablemente, después de algunos días los chicos habían entendido que el Príncipe Plan no era como la mayoría de su clase, quienes amaban solo sentarse mientras sus criados hacen todo, no. Él era independiente, y capaz.
Uno a uno las omegas fueron dejando las charolas sobre el lugar indicado, poniendo sumo cuidado en no hacer un desastre, después caminaron algunos pasos de espaldas antes de poder girar y salir de la habitación.
