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Finales del verano, 2015

⸺ ¡Ya es hora! ¡Bajen ya! ¡Se les va a hacer tarde!⸺ los gritos matinales en esta casa ya son normales tanto para los niños, como para los vecinos y para el señor Vera. 

El joven adulto, quien apenas está a la mitad de sus treintas, toma su café a pequeños tragos mientras escucha el corretear de sus hijas, quienes batallan para estar listas a tiempo. La joven adulta que está empezando a estresarse sostiene en una mano las loncheras de sus tres niñas y en el otro brazo carga a su pequeño Damián. 

Es en estos momentos que se pregunta qué necesidad tenía de haber tenido tantas criaturas, ya que las mañanas son los momentos en los que maneja más estrés en el día. Pero lo curioso es que con una simple mirada a su marido lo vuelve a entender todo, ya que esos ojos marrones no podían simplemente quedarse con él, tenían que tratar de ponerlos en algunos seres más chiquitos que tuvieran mejillas regordetas.  

⸺ ¡Mami! ¡Aitana me escondió mis zapatos!

⸺ ¡No es cierto! ¡Siempre dices mentiras, Lila! 

Marla toma una profunda respiración y mira a Alejandro, esperando que el padre intervenga en otra de sus peleas. Lila y Aitana tienden a pelear mucho, y a veces involucran a Rebeca, quien la mayoría de las veces acaba llorando. 

Alejandro se pone de pie y sube las escaleras para arreglar el asunto. 

⸺ ¿Qué pasa, pequeñas?⸺ pregunta cuando entra a la habitación de sus hijas. La mayor, de diez años, y la menor de sus hijas, de apenas cinco, comienzan a hablar entre gritos cada vez más fuertes para explicar todo⸺. No hay necesidad de gritar. Aitana, ¿por qué escondes los zapatos de tu hermana? Van a llegar tarde a la escuela, corazón. 

⸺ ¡Yo no escondí nada! ¡Ella siempre me echa la culpa por todo..!

⸺ ¡Los encontré!⸺ se escucha una tercera voz, esta vez es Rebeca, quien tiene ocho años y es la más sensible de sus tres hijas⸺. Estaban abajo de tu cama, Lila.

La mayor ve muy mal a sus hermanas menores, toma los zapatos y se los pone. Alejandro se queda viendo toda la escena mientras las tres terminan de arreglar todo. Lila se pone de pie, pero antes de salir de la habitación se voltea a ver a Aitana. 

⸺ De todos modos, eso no quita que seas mala⸺ y sin más, da media vuelta y camina con dirección a las escaleras, Rebeca sigue a su hermana, dejando al padre y a Aitana solos en la recámara. Alejandro suspira con pesadez.

⸺ Trata de llevarte mejor con tus hermanas, corazón, haz un esfuerzo, yo confío en ti, puedes ser buena, ¿de acuerdo?⸺ su padre se pone de cuclillas y estira sus brazos para abrazar a la más pequeña de sus niñas.

No es la primera vez que esto ocurre, y a su corta edad, Aitana ha tenido que aprender a sobrellevar la tristeza que inunda su corazón cada vez que su padre dice esas palabras, porque pareciera que todo es culpa suya.  

⸺ Sí, papi, seré buena⸺ su voz es pequeña, pues está intentando no soltarse a llorar. 

⸺ Esa es mi pequeña, ven vámonos ya⸺ la ayuda a colocarse su mochila y bajan juntos. 

Lila y Rebeca ya están en el auto esperando por su padre y su hermana menor para partir. 

⸺ Aitana, no pelees en la escuela, recuerda que todos pueden ser tus amigos si tú les das la oportunidad, ¿sí, mi vida?⸺ habla su madre cuando va a despedirse de ella.

⸺ Sí, mami. 

⸺ Nos vemos al ratito, te amo⸺ y le da un pequeño abrazo para dejarla salir. 

El camino a la escuela es silencioso por parte de la menor, mientras que las mayores intentan cantar algunas de las canciones que se reproducen en la radio, acompañando el canto de su padre. 

Vendaval [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora