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Verano, 2018

⸺ ¡Vamos! ¡Más rápido!⸺ grita Sam con todas sus fuerzas, pues él lleva la delantera, pero no ha dejado de prestar atención a Aitana, quien va apenas unos escasos metros detrás de él. Ella suelta una carcajada y voltea para atrás, encontrándose con los imbéciles de los niños que se dedican a molestarlos todos los días. 

Se ven furiosos, y eso le encanta a Aitana, a pesar de que tengan que andar por todo el vecindario tratando de perderlos y esconder bicicletas. 

Es una historia problemática, pero que sin dudas se veía venir, dado que es verano y lo niños no tienen horarios tan rigurosos como en temporada de escuela, así que se aburren. 

Todo empezó en la heladería que está cerca de la plaza principal de la pequeña ciudad en donde viven; Aitana y Sam, aprovechando que ese día Sam no tenía ninguna clase de instrumentos, decidieron dejar sus bicicletas en casa y mejor caminar hasta allá, pasar un rato en la heladería mientras dibujaban y después ir al bosque. 

Pero lo que no contemplaban era la llegada de Pablo y los otros dos "mequetrefes" como les dicen el par de amigos, y por supuesto que comenzaron a molestarlos, intentaron jalar las delgadas trenzas que Sam lleva en toda la cabeza, Aitana se enojó y empujó al más alto de los tres niños, quienes eran un año más grandes de ellos. Pablo tomó el cuaderno que estaba sobre la mesa y comenzó a husmear, provocando que Sam intentara arrebatárselo de inmediato y fallando, pues el odioso niño lo levantó y empujó despacio a Sam.  

⸺ Espera, espera, no te enojes, sólo quiero ver los dibujos⸺ dijo con fingida inocencia, pero sin borrar la sonrisa maliciosa de su rostro, y conforme va pasando las hojas las va arrancando, una a una, hasta que se detiene y su sonrisa se ensancha⸺. Sobre todo porque encontré uno tuyo. 

Y señala precisamente el alien que ambos dibujaron hace unos cuantos días. A ambos les había gustado mucho ese dibujo, pero ahora presenciaban cómo era reducido a simples pedazos gracias a este niño que no tenía cosas más interesantes que hacer. 

⸺ ¿Y no has visto el tuyo?⸺ pregunta Aitana con rapidez y conteniendo su ira lo mejor que pudo, haciendo que Pablo y los demás levanten las cejas y comiencen a burlarse de ella.

⸺ ¿Te gusto? ¿Es que estás obsesionada conmigo?⸺ sin borrar su sonrisa de satisfacción y crueldad, Pablo le cedió el cuaderno a la niña.

⸺ Simplemente lo dibujamos⸺ Aitana encuentra el que estaba buscando, afortunadamente todavía no lo arrancaba, y Sam se tuvo que aguantar las ganas de carcajearse ahí mismo⸺. Y ambos quisimos vomitar al momento, así como cuando te vemos a ti y a tus amigos. 

Le mostró el dibujo de un ogro horrible y ciertamente vomitivo. El semblante de Pablo cambió por completo y sus orejas se volvieron de un color rojo brillante. Aitana reaccionó y cerró el libro para acercarlo a sí misma y que no lo volvieran a tomar los mayores. Dio media vuelta y tuvo la intención de huir, pero un mequetrefe la empujó, haciendo que cayera de rodillas en el pavimento y se lastimara, pues usaba shorts. 

Sam se quitó de encima al otro niño que lo trataba de empujar al suelo y en un impulso le soltó un puñetazo a Pablo, quien estaba más cerca de él, avanzó a donde se encontraba el mequetrefe y le dio un golpe certero en el lado izquierdo del rostro para después levantar a Aitana, quien estaba muy enojada. El cuaderno fue recogido por Pablo, quien comenzó a quitar las hojas como desquiciado y después aventó lo restos del mismo hacia los dos amigos, para después arrojarles sus helados al rostro. 

Aitana comenzó a reírse y después movió la cabeza en dirección a las bicicletas de los niños, así que ambos corrieron y tomaron una cada uno, dejando la tercera en el olvido y salieron disparados, escuchando maldiciones y amenazas por parte de los más grandes. 

Y así, volvemos a la actualidad, con el par de amigos pedaleando a velocidades diferentes, pues a veces se esperaban para solamente hacerlos enojar más y después aceleraban con la intención de perderlos por completo. Ya nada más eran 2, ambos montaban la bicicleta que quedó.

⸺ ¡La pagarán muy caro!⸺ gritó Pablo cuando se encontraron relativamente cerca con Aitana.

⸺ ¡Inténtalo!⸺ dijo la niña con toda la malicia del mundo para después acelerar y quedar a la par de Sam.

La ciudad no se tan grande, pero el hecho de recorrer toda la parte central y parte de los suburbios tenía a todos los infantes sin aliento y con las piernas acalambradas.

⸺ ¿Puedes seguir?⸺ pregunta Sam con la respiración entrecortada, aprovechando que han dado una vuelta inmediata y han perdido a los bravucones. Aitana simplemente da un breve asentimiento con la cabeza⸺. Bien, damos vuelta a la derecha en la siguiente cuadra, avanzamos tres y damos vuelta a la izquierda para llegar a los límites del bosque, ¿sí?

⸺ Te sigo⸺ y con eso, los dos pedalearon cada vez más rápido, tomaron atajos y perdieron a quienes les tomaron las bicicletas.

En cuanto llegaron a los límites del bosque pedalearon con más cuidado, pues no había un sendero particularmente trazado y podían toparse con raíces levantadas. Lo genial de Sam y Aitana es que conocen bien la primera parte del bosque, todo lo que estaá inmediato a la ciudad, así que no tienen problemas, y si a eso se le suma el increíble sentido de la ubicación que Sam tiene, bueno, entonces se puede decir que los niños están completamente bien.

Llegaron a un árbol particularmente grande, al que le llegaban unos cuantos rayos de sol por el momento. Ahí decidieron dejar las bicicletas para poder seguir con su camino a pie. Están lejos de la casa de Aitana, y no tan apartados de la de Sam, así que prefieren ir a jugar con Choco, pues les duelen las piernas.

⸺ No puedo creer que hemos perdido el tercer cuaderno del mes⸺ dice Sam, ya después de que asimilaron toda la situación que atravesaron.

⸺ Vamos a tener que hacerles pagar, les robaremos un cuaderno... uno a cada uno⸺ responde Aitana, voltea a ver a Sam y el chico ya conoce esa mirada de resolución que garantiza acción y problemas, así que suelta una carcajada.

⸺ ¿Cómo vamos a hacer eso, Tan?

Y ella se queda en silencio por unos minutos mientras piensa en una forma realista de poder llevar a cabo su plan.

⸺ Puede haber dos opciones: vamos a sus casas, secuestramos a sus mascotas y a cambio de devolverlas nos dan un cuaderno y ganamos reputación de bravucones para que ya no se nos acerquen. O podemos ir a sus casas, hablar con sus madres, contarles todo lo que pasó, distraerlas y uno va a hasta la habitación para robar un cuaderno...

⸺ Hmm... no sé si eso nos hará respetables, pero estoy seguro de que prefiero tratar con sus mascotas antes que tratar con sus mamás. Tal vez los animalitos se encariñan y se escapan de esos babosos para irse a vivir a nuestras casas⸺ dice Sam, razonando las opciones que su mejor amiga le acaba de ofrecer⸺. ¿Y cuándo lo haríamos? 

⸺ Mañana podemos observar sus casas y sus jardines, para asegurarnos de que tengan mascotas⸺ Aitana tiene un semblante meditabundo, está concentrada maquinando todo el plan⸺. Y al día siguiente ir por ellas para sacarlas a pasear y hacer que pierdan la cabeza. Tienes que cuidar mucho a Choco por las próximas semanas, Sam. 

El niño no dice nada más, simplemente asiente, estando de acuerdo con Aitana. Ambos siguen caminando en silencio hasta que ven la puerta lateral del jardín de la casa de Sam y juegan una carrera, lo que ocasiona que Choco se emocione y salte por todo el espacio, siendo el perro más feliz del mundo en ese momento en particular. 

Vendaval [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora