Prólogo

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Definitivamente debo dejar de mirar mi reflejo en el espejo y tratar de detectar cualquier mínima imperfección.

Sé que no es sano, pero es difícil no hacerlo cuando estoy a punto de adentrarme en un mundo totalmente desconocido y que no dudará en criticarme.

Suspiro profundamente, aunque la inquietud no disminuye. Yo pienso que me veo bien; la camisa azabache perfectamente planchada y el pantalón oscuro no son tan desagradables ni viejos. ¿Debería de haberme comprado ropa nueva para tener esta entrevista? Probablemente sí. Pero ya no hay tiempo para arrepentimientos.

Decido rociarme el único perfume que tengo y por poco me ahogo a causa del intenso aroma que emana. No, claramente, no soy compatible con estas fragancias.

El teléfono comienza a sonar mientras me encuentro dándole los últimos retoques a mi simple imagen y me doy un instante para contestarle a mi madrastra. La adoro, pero sé que hablar con ella ahora mismo será la razón por la cual mis nervios aumentarán.

Sin embargo, acepto la llamada.

—¡Sun!, ¡hoy es el gran día! —Hayun vocifera con su dulce voz. Cualquiera supondría, debido a su tono, que la mujer mide no más de metro sesenta... Y no estaría equivocado.

—Créeme que lo sé —contesto, intentando no dejar en evidencia la ansiedad que cargo—. Tú estás más emocionada que yo, Yunnie.

—¿Cómo no estarlo? ¡Trabajarás con Park Sunghoon! Oh, por Dios, adoro a ese hombre.

—No, no, no, Yunnie. Tendré una entrevista para ser el asistente de Park Sunghoon. —me permito corregirle.

Trabajar con Park Sunghoon sonaba como si yo fuera alguien exitoso que le presenta su colección de verano al hombre más aclamado del país en el ámbito de la moda.

Carajo, no. Estoy muy lejos de eso, y tampoco me interesa.

—Lo que sea, pero, ¡lo conocerás! —Exclama, de nuevo—. Por favor, quiero todos los detalles de su cara, cómo huele, cuál es su talla de zapato, qué lleva puesto, de qué color es su oficina. Por favor, por favor. Y si ves a Shim Jaeyoon, ¡dile que lo amo!

—¿Qué pensaría mi padre si te escuchara hablar de esta forma, Yunnie? —Comento con gracia; verdaderamente, el crush de mi madrastra por el director de Vogue Corea es lo más cómico que existe. Parece que le importa muy poco la amplia diferencia de edad entre ambos.

—Oh, él está acostumbrado —replica, restándole importancia al asunto—. Entonces... Sunnie, mucha suerte. Sé que el trabajo será tuyo, cielo. Vamos, no hay persona más lista, apta y amable que tú. Será pan comido.

Sus declaraciones parecen un incentivo instantáneo para que mi torpeza despierte de su siesta. Casi puedo oír que pregunta "¿qué hay de desayunar hoy?".

—Gracias, Hayunie. Haré lo mejor que pueda.

—Estamos muy orgullosos de ti. Te llamaré más tarde.

—Sí, trato hecho. Te quiero. —le digo antes de colgar.

El reloj de mi muñeca marca las nueve de la mañana en punto, lo que significa que noventa minutos son los que me separan de la entrevista de trabajo. Pero decido salir de casa y realizar el viaje en el transporte público tranquilamente y sin temor a llegar tarde. Eso sería caótico.

El trayecto en autobús no es exhaustivo ni muy largo, y al llegar a la avenida donde se encuentran las instalaciones de la sede surcoreana de la exitosa y mundial revista, me permito reconocer el territorio por fuera, por lo que rodeo el edificio mientras mantengo los auriculares inalámbricos en mis oídos. Es inmenso, aunque no tan alto; consigo contar solo siete pisos. Sin embargo, es un lugar atractivo y parece –por lo que puedo apreciar desde el exterior– que toda la arquitectura se resume en cristales polarizados, luces blancas y muchos ascensores.

TENDENCIA + TORPEZA [Sungsun]Where stories live. Discover now