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Mi día ha ido terrible.

Horas atrás tenía la esperanza de que la jornada terminaría pronto, pero es evidente que no podrá ser así. Sin embargo, no me molesta. De hecho, me emociona la idea de ver a Daejin y Jiah nuevamente y compartir tiempo con ellas.

A pesar que desde que Sunghoon empezó su reunión virtual la oficina está hundida en un silencio sepulcral, no he podido dejar de pensar en lo ocurrido el día de hoy. No puedo quitarme de la cabeza todo lo que mi jefe me ha dicho y tampoco he podido despegarme de la sensación de humillación y molestia que me invade desde entonces.

Miro el reloj de mi teléfono por segunda vez en diez minutos, y la impaciencia por finalizar con el trabajo por hoy pincha en mi estómago.

Levanto la cabeza para mirar hacia el escritorio contrario a mí, y entrecierro los ojos al observar a SoDam colocarse un labial rosado en su atractiva boca.

—Vas a tener una cita —afirmo, aunque no suena como un reproche. A pesar de que me ha regañado como nunca antes esta tarde, siento que la tensión entre ambos ya se esfumó.

Sé, sin embargo, que a ella le va llevar tiempo olvidarse de la escandalosa torpeza que hoy me dominó completamente.

Ella deja de retocarse el maquillaje para mirarme y, como acostumbra, rueda los ojos.

—No es cierto —murmura, al mismo tiempo confirmando mi teoría.

—Sí lo es —agrego—. Espero que te diviertas mucho poniéndome los cuernos.

Por primera vez en seis horas, ella me sonríe. Se pone de pie, toma su cartera Chanel y se acerca a mi escritorio. SoDam besa la punta de dos de sus dedos y presiona los mismos en mi mejilla derecha.

—Siempre serás mi favorito. ¿Ya te vas?

—Sunghoon me pidió que espere hasta que termine con su reunión —replico con seguridad, aunque percibo que mis orejas arden por estar mintiéndole—. Quiere hacer una revisión de su agenda de mañana.

—Buena suerte, entonces. Hasta mañana.

Una vez que ella se marcha, un largo suspiro brota de mis labios al quedarme totalmente solo en el piso. Vuelvo a chequear la hora, y de nuevo chasqueo mi lengua.

Veinte minutos después, finalmente, Sunghoon sale de su despacho. No veo indicios que delaten que la reunión fue mal, sino que todo lo contrario; de todas formas, su gesto inescrutable le da un aspecto enfadoso... Lo de siempre.

—Hye enviará los artículos mañana a primera hora y Jiah sí fue por Gaeul —le comunico mientras lo sigo a una distancia prudente.

Él no dice nada, solo se limita a seguir avanzando hasta el ascensor que nos llevará al estacionamiento.

Una vez que nos adentramos en su vehículo —un BMW que probablemente cuesta más que todos mis órganos vitales—, Sunghoon pone en marcha el motor para abandonar rápidamente el edificio y conducir en dirección a mi hogar. Al parecer, recuerda el camino muy bien.

De pronto, una idea asalta mi mente y la misma me lleva a mirar fijamente al hombre que conduce el costoso coche. Sunghoon no se demora en notificar mi inevitable análisis.

—¿Qué? —Dice con gracia, esforzándose por reprimir una risa.

No me había dado cuenta apenas lo vi salir de su oficina luego de la reunión que tuvo. Sin embargo, ahora que lo tengo más cerca, lo noto a la perfección. Está peinado; tiene el cabello perfectamente estilizado hacia atrás y un mechón rebelde pero adecuado cae delante de su frente. A eso, se le suma el riquísimo aroma a costosa loción que emana su cuerpo.

TENDENCIA + TORPEZA [Sungsun]Where stories live. Discover now