Regla 9: No te emborraches delante de ella.

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Dos horas después yo había detenido mi auto en la entrada del restaurante El Dorado. Un aparcacoches tomó mis llaves para llevarse el coche de allí. Ellie estaba algo nerviosa, y yo no entendía el por qué, a fin de cuentas, la idea de venir aquí había sido de ella. Al entrar mi vecina tropezó conmigo, haciendo que, a su vez, y buscando donde agarrarse para no terminar cayéndose, posase sus manos sobre mi pecho. La vi sonrojarse por aquel incidente. El salón del restaurante era completamente precioso. Todo estaba decorado entre tono gris, beige y un color arena semejante a la de la playa que se observaba desde los inmensos ventanales del lugar. La mesa en la que nos habíamos sentado estaba vestida de tela, una parte más oscura que la otra, haciendo contraste con los muebles y la maqueta del suelo. Sobre las mesas estaban elegantemente dispuestos las copas, los cubiertos y las servilletas de color gris.

—Este sitio es increíble —espetó Ellie con entusiasmo.

—Por eso tiene tan buena reputación.

Miré a Ellie, la cual se mostraba distraída, principalmente porque su mirada se perdía en lo último del restaurante.

— ¿Qué pasa? —pregunté con el ceño fruncido, buscando dónde miraba Ellie.

Esta noche estaba preciosa, con ese vestido negro con algo de escote, llevaba el pelo castaño suelto pero peinado a conciencia, y tan brillante que parecía que tenía una lluvia de estrellas en él.

— ¿Cómo? ¿Eh?

—De repente te noto distraída...

—No es nada... es solo que... no me has dicho nada —hizo una breve pausa mientras me miraba directamente a los ojos —. Déjalo, Ian, no tiene importancia.

— ¿Nada de qué? —pregunté confuso. Ella se volvió a sonrojar y se miró el vestido, ahí caí de a qué se refería. Ellie esperaba que la alagara diciéndole lo hermosa que se veía —. Ellie, no eres la clase de mujer a la que pueda ignorar fácilmente.

Ella respondió a mi último comentario con una sonrisa brillante y procuro devolver la atención a su plato. Bebió de un sorbo el contenido de su copa de vino, buscando calmarse y respiro profundamente.

—Me gustaría preguntarte algo —habló finalmente.

Yo me encontraba en ese momento con el tenedor lleno de pasta a medio camino entre el plato y mi boca.

— ¿El qué?—dije algo tenso.

No sé realmente que esperaba de esta noche, pero me sentía bastante intranquilo. Desde luego, no estaba siendo un fin de semana para nada relajante, entre mi jefe gobernándome cada dos por tres, la mentira que les había contado a mi familia y la tensión que se apoderaba de mi cuerpo cada vez que tenía cerca a Ellie, algo que no ayudaba en absoluto.

—Estaba pensando en lo que tu hermana dijo esta tarde, me ha sorprendido descubrir que estudiaste en Royal College of Art. ¿Por qué nunca me lo dijiste?

—Tú nunca preguntaste, porque mi vida no te interesa en absoluto —contesté de forma grosera.

—Porque no lo sabía.

—Ellie, si no preguntas es imposible saberlo, además, a ti jamás te ha interesado saber nada de mí.

—Eso no es así, Ian. Nunca me pasó por la cabeza preguntarte eso, no es como si te acabara de conocer y te interrogara: "Hola, soy Ellie, ¿dónde estudiaste? Es para saber cuánto dinero ganas". —lo dijo tan teatral, que tuve que soltar una gran carcajada que retumbó por todo el lugar, tanto que los demás comensales se giraron para observarme —. Debes ser muy bueno, tengo entendido que es la mejor universidad de arte y que las pruebas de acceso son dificilísimas.

13 Reglas para enamorar a tu Crush (Un Crush y varias reglas 1)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang