Extra 1

2.7K 496 76
                                    

Ellie

Todo estaba listo para que nuestra boda comenzara y siento que mi corazón estallará de la emoción y el nerviosismo. Daría lo que no tengo por poder verlo en este momento, separarme de él me es muy difícil, aunque solo sean un par de horas, las necesarias para que el novio no vea a la novia con su vestido hasta el momento del enlace.

Estos días antes de la boda han sido los más locos, sin duda alguna. Pero todo mereció la pena con tal de ver las miradas de amor que Ian me lanza. Jamás olvidaré el sonido de su voz mientras me decía que me amaba, o cómo sus manos recorrían mi cuerpo en busca de provocar mi placer. Su declaración de amor delante de nuestra familia, eso es algo difícil de olvidar para cualquier mujer, así como lo es el nacimiento de un hijo.

Y ahora, cuando espero en la habitación del hotel a que la ceremonia comience, vuelvo a imaginarme todos esos momentos hermosos a su lado.

— ¡Estoy lista! —fue lo único que pude decir.

Ilusionada y muy enamorada salgo del hotel, y empiezo a caminar por el caminito de pétalos de rosas en forma de L que me llevará hacia el altar. El cuarteto de violines interpreta la Marcha Nupcial de Mendelssohn y el corazón se me acelera al escucharla. Delante de mí contemplo el largo camino y a los invitados sentados a ambos lados de él. Veo a Hanna sentada junto a su esposo con un pañuelo en la mano emocionada. Toda la familia de Ian está presente, la misma que ahora también es mía. Al fondo del camino se encuentra mi destino, parado en una gran pérgola situada a escasos metros de la playa y adornado con centenares de flores blancas.

Los ojos de Ian se clavan en los míos y todo a mí alrededor ya no importa. Está muy guapo con su traje blanco italiano y su sensual mirada puesta en mí. Solo me faltan unos pocos pasos y podré estar cerca de él.

Cuando llego a su lado él me recibe con un beso en los labios, un beso apasionado que ni siquiera los carraspeos del juez pudieron interrumpir. Noto su mano sujetando la mía con posesión. Me sonríe como si estuviera regalándome su mundo entero.

—Yo, Ian Campbell, te tomo a ti, mi gatita, como mi esposa, y prometo serte fiel y respetarte en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las tristezas, todos los días de mi vida y hasta que la muerte nos separe —dijo sus votos y mis lágrimas amenazaban por salir y arruinar mi maquillaje —. También prometo reescribir la lista de mis reglas, pero esta vez para hacerte feliz toda la vida.

Me eché a reír, principalmente porque nunca ha querido enseñarme la dichosa lista.

—Yo, Ellie Kline, te acepto a ti, mi hombre, como mi esposo, y prometo serte fiel y respetarte en las alegrías, en la tristeza, en la salud y en la enfermedad, todos los días de este mundo y hasta que la muerte nos separe. También prometo encontrar tu lista de reglas para enamorarme —dije riendo, los invitados también comenzaron a reír.

—Yo los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia —dijo el juez.

No pasa ni un segundo después de las palabras del juez y ya Ian estampó sus labios contra los míos, en un beso duro y lleno de deseo. Lo abrazo y saboreo cada centímetro de su boca. A nuestras espaldas se escuchan los vítores y los aplausos de nuestros invitados.

— ¡Te amo! —gritó a los cuatro vientos cuando nuestros labios se separaron.

— ¡Te amo! —grité yo también.

Una lágrima de felicidad cae por mi mejilla, son lágrimas de pura felicidad. Han dejado de sonar los violines y ahora se escucha Primeras Veces, una canción que nos define a la perfección. Ian me agarra por la cintura y me guía hasta la pista de baile. Comenzamos a movernos al ritmo de la música, con nuestros cuerpos pegados y renuentes a separarse.

Ya no somos niños pero amarte es como un juego, siento cada beso como nuevo, como son de dulces las primeras veces —me susurra al oído un fragmento de la canción y yo me derrito de amor más todavía.

Sé que no importa que se vaya el primer beso si aún nos queda una vida, y aunque tú no me lo pidas —continuo con la canción.

Voy a hacerte una canción que te emocione el primer y último día, porque amar es mucho más que enamorarse, y el amor es más que dar hay que quedarse, aunque las primeras veces se nos van —continuó él.

Lo miro y él me devuelve la mirada. No hay más palabras entre nosotros, todo nos lo contamos con la mirada, y él me sonríe como si me prometiera un para siempre juntos.

Por suerte llegó el brindis y logramos escaparnos de la fiesta. Ian me tomó de la mano y corrimos de allí. Me dijo que necesitaba mostrarme algo. Subimos hasta la suite que el hotel nos había brindado, y allí, sacó un sobre con un papel blanco con algunas oraciones escritas.

—Toma, ábrelo —me pidió, bridándome el sobre.

— ¿Qué es? —pregunté curiosa, mirando el sobre en mis manos.

—Solo ábrelo.

Hice lo que me pedía, y al abrirlo y ver lo que decía el papel, me llevé las manos a la boca con emoción, llevaba muchos meses detrás de él para que me mostrara esto, y ahora lo hacía en nuestra boda. Era como un regalo de bodas.

Reglas para enamorar a Ellie [El plan perfecto]

Regla 1: Mentir no lleva a ninguna parte.

Regla 2: La vecina no entra en la ecuación.

Regla 3: Los celos no son buenos consejeros.

Regla 4: El roce hace el cariño.

Regla 5: Besar no es un error.

Regla 6: No juzgues a la ligera.

Regla 7: Tócala siempre que puedas.

Regla 8: Olvida lo que piensen los demás.

Regla 9: No te emborraches delante de ella.

Regla 10: Sigue tu instinto de hombre.

Regla 11: No pierdas los papeles.

Regla 12: Si te rechaza, mándala a volar.

Regla 13: No importa hacer el ridículo, lo importante es el amor.

Reglas para hacer feliz a Ellie [El plan perfecto]

Regla 1: No mentirle nunca.

Regla 2: No olvidar que la amo.

Regla 3: Jamás tener celos de ella.

Regla 4: Demostrarle mi amor cada día.

Regla 5: Besarla a diario.

Regla 6: Apoyarla en todo.

Regla 7: Follarla como bestia Hacerle el amor salvaje

Regla 8: Escucharla [incluso si no me interesa lo que dice]

Regla 9: Emborracharnos juntos [para volver a bailar La Macarena]

Regla 10: Seguir haciendo el ridículo por ella [salir en calzones a la calle]

Sonreí al leer todo aquello, incluso con la nueva lista. Nos abrazamos y lloré, porque si hubiera sabido lo que Ian sentía por mí, habríamos estado juntos desde mucho antes. Pero eso ya quedó atrás, ya no importa. Porque a fin de cuentas, el amor verdadero no tiene final feliz, simplemente no tiene final, y eso es lo que debo recordar.

13 Reglas para enamorar a tu Crush (Un Crush y varias reglas 1)Where stories live. Discover now