Epílogo

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Un año después…

Miré a Ellie que estaba encima de la tarima, cantando Karaoke a todo pulmón con mis hermanas, la misma escena de hace apenas un año atrás, pero en circunstancias distintas. Tenía que decirle algo, algo muy importante para nuestra relación, por lo que subí a la tarima y la arrastré hacia un lugar menos ruidoso.

— ¿Qué sucede, Ian? —me preguntó preocupada.

No le respondí, solo negué con mi cabeza y me llevé mi mano derecha al bolsillo lateral de mi pantalón, para luego agacharme, poniendo mi rodilla en el suelo. Alcé mis manos, ofreciéndole el anillo de mi abuela, el que había pasado de generación en generación por todos los hombres de mi familia, ahora era el momento de que mi futura esposa lo luciera.

—Lograste enamorarme, Ellie, por eso quiero ser el hombre perfecto para ti.

Ella miró hacia mis hermanas, ni siquiera se había dado cuenta de que todos se habían reunido alrededor de nosotros, para presenciar este momento. Mi hermana Hanna estaba secándose las lágrimas por ver a su hermanito declarándose a una chica, pero más todavía por ver que esa chica es Ellie. Todos en el lugar asentían con la cabeza de forma efusiva, como animándola a que dijera que sí. Ella me miró asustada y, ante su falta de respuesta, me puse de pie sujetando todavía sus manos.

—Ellie, ¿qué me dices?

—Yo…

Cuando ella se dio cuenta de mi nerviosismo, rodeó mi cuello con sus brazos y me abrazó.

—Te amo, Ian. Y sí, claro que quiero casarme contigo.

Suspiré aliviado. Ni en mis sueños más locos le hubiera propuesto matrimonio de aquella manera, pero si había sido capaz de salir detrás de ella en calzoncillos por toda la calle, también podía hacer esto. Y no podía estar más contento con el resultado. La aparté poniendo mis manos en su cintura y luego sujeté su cara para besarla.

Cuando nos apartamos Ellie me miró de forma rara.

— ¿Por qué me miras así? —le pregunté arqueando una ceja.

—Porque me hace feliz contemplarte. Y porque tengo algo que contarte —sonrió y se desplazó sobre uno de los asientos del club.

Nos acomodamos en las sillas, uno enfrente del otro. Yo estaba impaciente de saber qué tenía que contarme.

—Ian, hoy no he bebido alcohol —me dijo.

La miré extrañado.

—Ok, cariño, pero… ¿a qué viene eso?

—A que no puedo beber, alguien me lo impide. Así como tampoco puedo correr mucho.

—Ellie, no te entiendo.

—A ver, te explico…

—Está embarazada, hermanito, serás padre y nosotras tías —la interrumpió Julianna, terminando de contar lo que Ellie intentaba decirme.

Ellie sonrió, y yo detrás de ella. Era evidente que ninguno de los dos podía ocultar la inminente felicidad que nos recorría por todo el cuerpo. Un hijo, un bebé de Ellie y mío, esto es un sueño hecho realidad. La abracé y dejé un reguero de besos por toda su cara y su cuello, estaba eufórico. Sus ojos buscan los míos, y cuando se encuentran me pierdo en ellos, en esos ojos oscuros tan hermosos. En este instante solo está ella delante de mí, los demás no importan. Sus mejillas se colorean al contemplarme y le vuelvo a sonreír como tonto, sin poder dejar de pensar en lo mucho que la amo. Soy suyo desde el primer día que nos conocimos, y eso no cambiará nunca.

13 Reglas para enamorar a tu Crush (Un Crush y varias reglas 1)Where stories live. Discover now