CATORCE

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Hinata enredaba los dedos en su cabello en señal de nerviosismo. Sus amigos se marcharon olvidando lo que le ocasionaba estar sola con Naruto. En cambio él, parecía estar dónde quería estar.

Pero, ¿Por qué?

— Mencionaron que te fue bien en la misión, Hinata.

Aquellas palabras sonaban tan pesadas y gruesas cuando las dijo. Incluso ella notó que algo no estaba bien, en un momento pensó que estuviese enfermo. Así que no lo había pensado dos veces cuando tocó la frente del rubio buscando una señal de alta temperatura.

Ambas pieles fueron tocadas, una simple caricia, eso había sido todo. Naruto se estremeció cuando Hinata tocó su frente, y sintió que su corazón iba a estallar.

— ¿Qué haces? — fue lo único que salió del rubio.

Hinata volvió a ponerse colorada al ver a Naruto exaltado. Aclaró su garganta y se alejó unos pasos. Era abnegada, era una Hyuga, ese era de sus primeros instintos. Ayudar a los demás estaba en su sangre.

— P-perdona Naruto. Pareces algo raro y pensé que estabas enfermo.

Y ahí estaba. Otra vez solo era Naruto, ya ni siquiera le nombraba a cómo cuando eran niños.

— No Hinata, no estoy enfermo. Y se puede saber, ¿Cuando empecé a ser solo Naruto para tí?

La expresión de Hinata valía millones.

El tono de voz de Naruto empezaba a subir, atrayendo la vista de transeúntes, incluso Teuchi, quién acababa de entregar una orden de miso ramen paró oído para escuchar un poco.

— ¿D-disculpa?

— Si Hinata. Pareciera que me odias, ya que un perro recibe mejor trato que yo.

— ¿U-un perro? — Hinata quería desmayarse. Solo que por algo no lo lograba.

— Dime Hinata, vale más un perro ¿Qué yo?

Si alguien los viera, les daría risa la situación. Pero Naruto estaba furioso, y Hinata estaba tan blanca que no sabía que ocurría .

Hinata lo había dejado de llamar así para poder sacarlo de su corazón. Hace meses entendió que él no sentía nada por ella y eso estaba bien. Eso sí, siempre sería su compañera y lo ayudaría en lo que fuese.

Y ahora Naruto le reclamaba su forma de referirse a él. Y era muy difícil para ella también.

Pero Sakura había sido clara, en que ella debía comportarse como una amiga. Ella ahora salía con él, y se podía meter en problemas.

Hinata solo deseaba la felicidad de Naruto.

— No es lo que piensas. Pero tampoco sé de lo que hablas.

Los cotilleos comenzaron a hacerse más grandes por lo que Naruto cargó a Hinata y se la llevó a un lugar donde estuviesen solos.

Naruto tenía ganas de gritar. Jamás había sentido esa emoción explosiva que se encontraba en su pecho. Pero al ver a Hinata a su lado, en silencio, con cara de empatía, poco a poco el enojo comenzaba a dispersarse.

Hinata sí que era muy bonita. Tenía el cabello muy largo y suave. Una piel blanca característica de los Hyuga, pero la de ella lucia de seda y delicada. Aunque no lo era. Pero sobre todo eran esos ojos. Toda su familia los tenía, pero por alguna razón los de ella parecían diferentes. Eran cálidos, si los mirabas sabrías que todo estaría bien.

— Hinata lo siento. No debí de exaltarme de más. No he podido dormir y tengo muy mal humor.

Hinata sintió lástima por él. A pesar de que tenía que olvidar que lo amaba, le dolía verlo tan mal aunque fuese la falta de sueño. Así que tomó valor y sin darme cuenta. Se sentó al lado suyo, y con gestos le indicó que se recostara.

Solo por esta vez no se sentiría mal por acercarse a Naruto. Se lo robaría a Sakura un momento y sería egoísta.

Naruto como si se tratase de un hipnotizado se recostó en las frondosas piernas de Hinata. Una expresión de wow salió de sus labios, sin exagerar, Naruto estaba muy cómodo.

Y podía agregar las piernas largas y gruesas, en las que podías perderte.

— Muchas gracias Hinata. Sé que no lo merezco, pero estaré mejor en poco tiempo' ttebayo.

— No te preocupes. Descansa lo que necesites Naruto-kun.

Y con esas palabras al fin dichas, Naruto cerró sus ojos.

Obsesión - NaruhinaWhere stories live. Discover now