VEINTIUNO

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Hinata despertó en medio de la noche asustada. Por varios minutos trató de pensar que era real y que no, su mente aún seguía en aquel sueño que la tenía perpleja.

Su subconsciente le había jugado una mala, su respiración era entre cortada y su parte hormigueaba de una manera extraña. Hasta que se calmó y visualizó su habitación, nada se encontraba fuera de su lugar. Limpio y ordenado como siempre; y es que ella era muy organizada. Es por eso que no podía creer las emociones de aquel extraño y explícito sueño.

Sentía que había hecho algo muy malo y pesaba en su conciencia. Realizó todas sus actividades con normalidad y se preparó para salir a entrenar con sus compañeros de equipo. Tanto Shino como Kiba no notaron nada extraño en su amiga, excepto Akamaru quien se encontraba más apegado a ella de lo normal.



Naruto llevaba días sintiéndose de muy buen humor. Incluso en el entrenamiento, el cual realizaba con Sai, había mejorado mucho. Sus amigos, compañeros, incluso la Hokage sentían la mejora en el ninja rubio. Creían que el descanso de la temporada le estaba haciendo bien. Por si fuera poco, su rendimiento del día al día era mejorable. Pero, ¿Porqué?

La joven Hinata no despegaba de su cabeza aquel sueño extraño el cual había participado. No se encontraba asqueada ni molesta con el rubio mucho menos. Estaba confundida consigo misma por sentirse tan bien en aquel momento, ella sentía que era incorrecto aquellos sentimientos que la albergaban. Incluso creía que al haber conversado con su hermana menor sobre aquel tema había influenciado algo sobre aquel sueño.

Así estuvo dos días hasta que finalmente decidió hablarlo con alguien. Con toda la pena del mundo se dirigió a la florería Yamanaka. Donde su sensual y hermosa compañera acomodaba unos tulipanes en un lindo florero. Esta al verla entrar la recibió con una linda sonrisa y mucha alegría. Y es que no era un secreto que la Hyuga era de su agrado.

-Hinata chan- Saludó Ino luego de invitarla a pasar.- ¿En que puedo servirte?

Hinata miró a su amiga de pies a cabeza. Admiraba lo que ella representaba, y es que ella era una de las kunoichis más hermosas de la aldea de la hoja. Muchos chicos habían sido rechazados por ella, y es que al crecer supo como desarrollar sus atributos. Y lo mejor es que ella pertenecía a un clan muy prestigiado. Incluso una vez cruzó por su cabeza la pregunta del porque el Uchiha la había rechazado.

- Ino chan. N-no he venido a comprar nada, es solo que quería hablar contigo sobre un tema.

Los hermosos ojos azules de su amiga la miraron con picardía. Y es que no era secreto que a Ino le gustaba el chisme, y también ayudar a los demás claro. Solo que al saber que la Hyuga, una ninja tan reservada como ella necesitaba de su ayuda, era verdaderamente curioso.

- Bueno, no hay muchos clientes hoy así que puedo ayudarte en lo que quieras Hinata. Soy toda oídos. - La rubia se acomodó en el mostrador apoyando sus codos sobre este y su rostro sobre sus manos haciendo que Hinata estuviese más nerviosa.

- Y no te preocupes, no le diré a nadie si es lo que te preocupa. Las mujeres necesitamos apoyarnos entre nosotras ¿no lo crees?

Al escuchar aquello la respiración de la Hyuga se relajó. Ni siquiera se había dado cuenta en el momento en el que dejó de respirar con normalidad. Y es que si quería saber lo que en realidad había pasado en aquel sueño tenía que hablarlo ahora.

- No es n-nada serio en realidad. Es solo a-algo que soñé y me tiene algo incómoda.

- Hinata no puedes decir que no es nada si te tiene afligida. Puedes contarme con confianza.

Obsesión - NaruhinaWhere stories live. Discover now