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Al despertarse, Kaia sentía unas náuseas terribles por lo que dio a entender que la poción estaba funcionando.
Recordó las palabras de Snape diciéndole "recuerde, si siente síntomas como náuseas, mareos o cualquier simple dolor de cabeza, debe venir urgentemente a mi. Sobre todo, no se duerma."
Se apresuró en vestirse, las ganas de dormir también eran tentadoras. Su respiración era algo cansada... y su ánimo no era el mejor.
Fue al aula de Defensa Contra las Artes Oscuras donde el profesor se encontraba explicando clase.
Solo con verla, Snape supo que la poción estaba interfiriendo. Se notaba claramente en la palidez de su cara.
Kaia no tuvo siquiera que entrar al aula, el profesor salió inmediatamente dejando la clase completamente sola. -Sígame.- le pidió este empezando a caminar.
Ella solo asintió mientras lo seguía cada vez más cansada.
Cuando Snape interrumpió la clase del profesor Slughorn, Harry al igual que muchos se extrañaron. -Disculpe las molestias. Sigan con la clase.- dijo este de manera indiferente.
Si antes estaba cansada, ahora Kaia estaba aterrada. Sus compañeros la miraban extrañados. Claramente no prestaban atención a lo que decía el pocionista.
-Señorita Sparks...- le llamó la atención Slughorn.- Pero que ven mis ojos, ha venido por primera vez a mi clase?
No, no, no, no podía estar pasando. -Eh, si.- respondió ella ante la atenta mirada de todos. Veía a Snape buscando ingredientes, cosas raras y solo esperaba de terminara de una vez.
-Bueno, tome asiento, no sea tímida.- dijo este intentando bromear. Pero ella no lo tomaba como una broma. Sentía que todos se reían de ella y perfectamente podría desmayarse en ese momento.
Harry quien se encontraba leyendo del libro viejo que había encontrado el primer día de clase, no podía dejar de mirar a la chica. -Que crees que le pasa?- le preguntó Ron en un susurro.
El azabache lo empujó indicando que se callase para no hacerla sentir incómodo. Sin embargo ella podía escucharlos a todos aún que no quisiera.
El profesor seguía explicando y ella no tenía ni libros ni una pluma. Miraba a Snape quien parecía buscar más ingredientes y empezó a impacientarse. -Muy bien, saquen su libro por la página 31.- anunció el profesor con entusiasmo.
Kaia bufó más estresada aún. Su pierna no dejaba de moverse. Arriba y abajo, poniendo de los nervios a llorar platinado que tenia al lado.
