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-Harry!- dijo la voz de Hermione.- Harry... te encuentras bien?- le preguntaba mientras caminaban hacia clase de transformaciones.
El azabache se encontraba mejor que bien. Deseaba que acabaran las clases para poder encontrar a cierta Hufflepuff y poder conversar con ella, de nuevo.
Al llegar, ambos chicos miraron a McGonagall quien mantenía una cara de felicidad y sobretodo sorpresa mirando en dirección a una alumna.
Una alumna que nunca había ido antes. Kaia se encontraba sentada, en ultima fila, sola, ojeando su libro con delicadeza y tranquilidad.
El azabache no evitó sonreír. Sentía que todo su mal humor o pizca de cansancio se había esfumado. Sentía un nudo en el estómago y emoción al verla allí.
Ignoró las quejas de su amiga y se acercó a la chica sin pensarlo, asustándola en el proceso. -Buenos días.- dijo este alegremente a lo que ella solo lo miró.- Q-que... que haces aquí?
Que hacía allí? Ni ella lo sabía, solo se sentía demasiado bien y aburrida como para quedarse en su cuarto. -Asistir a clase... de transformaciones.- respondió mientras cerraba su libro.- Que haces tu aquí?
-B-bueno me preguntaba si... si podría sentarme contigo.- dijo este algo nervioso y ansioso.- No me apetece estar en primera fila y... -Como quieras.- dijo ella con tono indiferente dejándolo de mirar.
-Genial! Es fantástico!- dijo mientras se sentaba a su lado demasiado entusiasmado.- La verdad es que me gusta que estes aquí, ya sabes eres asombrosa y tener a alguien en clase con quien poder hablar me alegra mucho.- empezó a decir algo nervioso.
Kaia por otro lado dibujaba en una hoja. No escuchaba lo que Harry decía pero hacía como si le prestase atención. -Dibujas muy bien... me gusta.- dijo de repente el azabache.
Eso sin duda llamo su atención. Kaia miró al chico quien le mostraba una pequeña sonrisa y también le sonrió tímidamente. -En serio?- le preguntó sin poder creérselo.
-Claro, es muy bonito. Nunca había visto a alguien que supiera dibujar tan bien.- le insistió este.
La chica sonrió más ampliamente, emocionada de que a alguien le dijera que sus dibujos son bonitos. Se sentía bien. -Por qué pájaros?- preguntó intrigado el chico.
Kaia dejó el dibujo por un momento pensando la respuesta. Siempre que dibujaba empezaba por pájaros... -Su capacidad para volar convierte a las aves en mensajeras simbólicas entre el Cielo y la Tierra. También representan a las almas, pues el vuelo implica la liberación de las restricciones físicas del mundo.- respondió ella mirándolo.
Harry no supo que decir. Era asombroso verla hablar y sonreír. -Para mi... los pájaros representan la libertad. Por eso los dibujo... además de ser criaturas extraordinarias.- terminó por decir.- Perdón, debo estar aburriéndote demasiado...
-Aburrirme? No... nunca me aburriría de ti.- le dijo este, haciendo que ella solo se sonrojara.
Harry no reaccionó cuando la chica le extendió la hoja. Estaba tan intrigado y emocionado de estar pasando tiempo con ella que no sabía que decir. -Son... para mi?- preguntó este tomándolos.
-Si los quieres... son tuyos.- le dijo ella algo avergonzada.- Claro que si no... -No! Digo que si me encantaría.- la interrumpió este tomando la hoja y guardándola para el, como si fuera el tesoro más valioso que tuviera. Como si fuera de cristal.
Era como si solo estuviesen ellos. Y es que en verdad, McGonagall daba clase e ignoraba el hecho de que ellos hablaran. Estaba contenta de que Kaia estuviera ahí. Y estaba contenta de que Harry estuviera con ella.
El azabache se veía tan feliz... emocionado como sus primeros días en Hogwarts. -Nos toca pociones después de esta clase... vendrás?- le preguntó Harry de repente.
-Pociones? No lo sé... no me motiva demasiado, supongo que me iré a mi cuarto de nuevo.- empezó a decir ella.
-Sabes? A mi tampoco me apetece ir... te gustaría acompañarme a un sitio?- le interrumpió este antes de que ella pudiera terminar de hablar. -A un sitio? Conmigo?- preguntó ella algo sorprendido.
-Claro, te gustaría?- le preguntó con una sonrisa amable.- Además... Slughorn seguro que insiste en que vaya a esa cena...
Kaia miró sus manos. Nerviosa y algo sorprendida a decir verdad. Por qué alguien querría pasar tiempo con ella? -Bien, iré contigo.- respondió algo insegura.
-En serio? Digo que bien! Eso es bueno.- respondió este intentando controlarse para no asustarla.
Hermione y Ron por otro lado se miraron entre sí pensando en lo extraño que se comportaba su amigo con la chica.
Cuando la clase concluyó, el azabache y la chica salieron del salón con intención de saltarse la clase de pociones, no obstante tuvieron algo de mala suerte.
-Pero qué ven mis ojos! Kaia! Harry!- dijo la amable voz de Slughorn.- Me alegra verlos... espero que se acuerden de la cena verdad?
Harry miró a la chica quien no sabía que decir. Ella también estaba invitada? Por qué no le había dicho nada? -Si...- empezó a decir ella.
-No tienen clases ahora? Si mal no recuerdo... los de sexto año...- empezó a decir este algo confuso de verlos al otro lado del castillo.
Harry no sabía que decir, que excusa sería lo suficientemente buena? -Lo sentimos profesor... no me encontraba muy bien y Harry se ha ofrecido a acompañarme a enfermería.- dijo inmediatamente ella interrumpiendo al señor.
-Oh, es una lástima... bueno, espero verlos por la noche. Tengo demasiadas preguntas para ustedes!- dijo el hombre antes de empezar a caminar en dirección al aula de pociones.
Ahora, ambos chicos se encontraban en silencio en el pasillo. Cuando vio que la situación sería muy incómoda, el azabache miró a la chica. -Lista?- le preguntó con una sonrisa.
Ambos chicos de adentraron en una de las secciones prohibidas del castillo donde Harry había visitado en sus primeros años de Hogwarts... por accidente.
Cuando Kaia miró la sala donde se encontraban, se fijó en un objeto en concreto.
Al mirarse en el espejo, vio como aquella persona igual a ella sonreía y parecía feliz. Vio colores vivos y tranquilidad, alegría y felicidad.
Al mirarse, vio a una persona completamente diferente. La persona reflejada sin duda no era ella. Entonces... quien? -Que es esto?
