CAP 6

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               YA HE ELEGIDO.


Decisiones, nuestra vida está conformada por varios caminos a los que llamamos decisiones, caminos con destinos diferentes, destinos que desconocemos, y tal vez, por eso es que erramos en tantas decisiones y solo cuando hemos llegado a nuestro destino es que nos damos cuenta de nuestro error.
Tratamos de aliviar el mal destino con llanto, lágrimas sin control que solo caen derramadas al suelo sin borrar nuestras decisiones aunque así quisiéramos que fuera, lágrimas tan saladas como la realidad que vivimos y quisiéramos cambiar.

Sentía el frio metal en mis muñecas, cada parte de mí siendo recorrida por el miedo, cada lagrima salada cayendo al pavimento como gota de llovizna, nublando mi vista y mi mente, sin poder pensar con claridad, con mis labios y manos temblorosas, tratando de encontrar mi error sin verlo claramente.
Paso a paso, caminando hacia quién sabía dónde, inspeccionando el lugar a mi alrededor, temerosa de un mundo que no conocía, un sitio al que no pertenecía.

-Esta será tu celda hasta nuevo aviso- a su lado, la carcelera quitó las esposas, dejando mis muñecas en libertad.

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35 horas antes.

Lágrimas, lágrimas y más lagrimas nublaban mi mente, haciéndome más difícil de digerir todo, sentía las sirenas, veía a toda aquella gente delante de mí bloqueando mi avance, imposibilitándome el acercarme a mi destino, pero no podía, no podía parar mis piernas de su carrera. Sentía la dolida voz de mi padre gritar mi nombre mientras me perseguía en un intento fallido de hacerme detener.
Aquel era uno de esos momentos en los que todo parecía ir en cámara lenta, como si mis piernas tuvieran una masa menor y pudieran durar unos cuantos segundos en el aire mientras avanzaban, con mi cabello pegándose atrevido en mi rostro mojado y el frio golpeando de frente esperando cada paso de avance para dejarme en el suelo, con los labios morados y el cuerpo temblando.

Vi esos listones amarillos de zona restringida en prohibición de avance rodear en área cuadrada, y luego, a algunos policías dirigirse hacia mí desde mi punto frente. Lo siguiente que sentí fueron esos fuertes brazos privarme el paso más allá de los listones, y el cuerpo dejarme de funcionar durante los próximos 3 segundos.

-Erika- mi padre tenía la respiración entrecortada de seguirme el paso que de no ser por mi detención no hubiera podido alcanzar- Erika cariño…

Sus palabras se desvanecían en el aire siendo inaudibles ante la escena contemplada frente a mis ojos.

Tras los listones amarillos permanecía allí en el terreno, como en mi mente, el cuerpo de River, rodeado por un charco de sangre bastante seco ya, la imagen siendo filosas hojas para mi cuerpo debilitado, gritos ahogados expulsados de mi boca sin poder despegar mi vista de su ya no existente vida. Sus ojos no estaban, su garganta estaba picada de un extremo a otro, y sus brazos ensangrentados tenían un camino de cortadas hasta que cesaban en sus muñecas dando paso a sus manos sin uñas.
Su cuerpo había sido cruelmente torturado y sometido.

-Erika, vamos, vámonos de aquí- mi cuerpo débil no omitió queja alguna ante el arrastre por sacarme de aquel lugar hasta llegar nuevamente al pavimento y ver allí a quien parecía ser la inspectora a cargo del caso.

Escuché solo sus primeras palabras en las que explicaba la desaparición de River desde hacía dos días y su encuentro aquella mañana en esa área del bosque cercana a la carretera de salida del pueblo.
Era cierto, hacía dos días no veía a River, desde el día de mi cumpleaños en la fiesta, esa había sido la última vez que lo había visto, la última vez que había sido feliz en sus brazos y en sus labios, pero nunca imaginé que esos dos días sin verlo significaran aquello, esa llamada a mi casa en la mañana para avisarnos de su muerte, había sido letal para mí, había tenido la necesidad de comprobar todo con mis propios ojos, tal vez solo para poder aceptar la realidad y no seguir creyendo que era algún tipo de broma o mal sueño.

CLASSIC ×(Donde la oscuridad no conoce límites)×Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ