CAP 13 (PARTE 2)

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Ya sé que se preguntarán: ''Si quieres huir de ese mundo loco, ¿por qué vas directo a él?, ¿por qué Erika?, ¿por qué?''

Bueno, aquí va mi respuesta: ''yo me pregunto lo mismo''.

Así que sin tener la menor de las ideas, me adentré en el lugar. La verdad, supongo que solo lo hice porque no conocía otro bar en el pueblo, y aunque sabía que en la casa había alcohol, llegar a los muros Evans era lo que menos deseaba en aquellos momentos. No obstante, cuando estuve dentro, las luces estaban apagadas, el local estaba vacío, y yo me encontré sumergida en lo que se puede llamar un mar de decepción.

-Lo siento, estamos cerrados- habló una educada voz tras mi cuerpo haciéndome girar- No abrimos hasta dentro de cuatro horas- bueno, valió la pena intentarlo supongo.

-Gracias- dije algo desanimada al muchacho dando la media vuelta para salir por donde mismo entré resignada a llegar a la casa. Mi único consuelo era pensar que allí estaba Iris.

Caminaba con cara de funeral hacia la salida, cuando unas luces captaron mi atención. Justo al subir aquellas escaleras que esa vez subimos, justo al pasar aquella puerta que esa vez pasamos. La puerta estaba cerrada, pero por debajo de ella, luces se escapaban allí donde solían reunirse esos despiadados seres.
Nuevamente, llámenme loca, desquiciada, enferma, masoquista, o como les dé la gana, pero subí las escaleras cegada por mis ganas de alcohol. Al fin y al cabo, ya había estado allí, ¿qué era lo peor que podía pasarme?

Toqué la puerta esperando que alguien la abriera, y así fue, el mismo hombre que aquella vez se encontraba allí en función de custodiar o vigilar aquellos que pasaban, me abrió la puerta con su elegante traje y la lista esa que bien recordaba en su mano.

-Soy Lete- hablé sin importancia y comencé a caminar rumbo a la música y el alcohol, sin embargo, su brazo posicionado frente a mi cuerpo me hizo detener el paso y mirarlo extrañada.

-Perdone, necesito ver su tarjeta- Oh mierda, aquella tarjea dorada. La había dejado. De hecho, nunca la traía encima.

-La olvidé- dije restándole importancia con mis hombros intentando volver a caminar, pero nuevamente me detuvo.

-Lo siento señorita Lete, pero requiero de su tarjeta para dejarla entrar-

''Piensa Erika piensa, la cabeza no es solo para pelos'', me dije a mí misma.

-¿Es una broma cierto?- me viré a darle la cara fingiendo estar molesta intentando que eso diera resultado, de lo contrario estría acabada- ¿A caso te parezco una simple muchacha?- comencé a subir mi vestido por mi muslo derecho, dejando a la vista la liga con la daga que seguían allí- Te dije que se me quedó la tarjeta, ¿haremos tanto escándalo por ello?- el hombre miró mi muslo, luego mi cara con una ceja alzada, y captó mi amenaza.

-Adelante por favor- habló finalmente y exhalé disimuladamente dejando escapar todos los nervios que me consumían.

Finalmente entré sintiendo la música llenar mis oídos y viendo mi vestido blanco parecer de otros varios colores por efecto de las luces. Había muchas personas, o bueno, muchos seres de esos. Caminé directo a la barra y me senté allí lista para pedir algo, pero entonces, me di cuenta que no tenía la menor idea de qué pedir.

-¿Qué le sirvo?- preguntó del otro lado de la barra un muchacho bien parecido que lucía una magnífica sonrisa.- Miré algunos tragos que estaban atrás en exposición, captando uno en específico mi atención.

-Es sangría- bueno....me gusta la sangría ¿no?- pero diferente, ya sabes, con sangre humana en vez de vino. - mis ojos se abrieron exageradamente y sentí un fuerte asco que él pareció notar- A mí tampoco me van esas cosas- mencionó- pero por aquí hay gente con gustos muy peculiares- ¡¿Dios santo, en dónde acababa de meterme!?

CLASSIC ×(Donde la oscuridad no conoce límites)×Where stories live. Discover now